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Le « Borges » de Bioy, 8éme au classement par Babelia des 100 « mejores libros del siglo XXI »

30nov

Ce matin, parcourant El Pais de ce jour,

je découvre un article signé Javier Rodrigos Marcos,

intitulé Los 21 mejores libros del siglo XXI 

révélant le classement (par Babelia _ par un jury de 84 « experts » en littérature… _) des 100 meilleurs livres de notre XXIéme siècle,

dans lequel figure au 8ème rang

le Borges de _ mon cousin argentin (1914 – 1999) _ Adolfo Bioy Casares : Bioy

_ le livre, par les soins de Daniel Martino, fut publié, posthume, en novembre 2006 aux Ediciones Destino. Et telle est la raison qui fait de ce Borges de Bioy un classique du XXIème siècle. J’écris cela en rêvant de la publication, un jour (?), de l’intégralité de ce Journal personnel de Bioy ; dont l’intérêt va considérablement plus loin que son amitié littéraire avec Borges… Mais quel éditeur aura la folie de s’engager dans pareille immense publication ? Et pour quel lectorat ? En son indispensable Zarathoustra, au magnifique chapitre Lire et écrire du livre I, Nietzsche écrivait : « je hais les oisifs qui lisent« … Et les éditeurs-commerçants font des livres pour ce public de tels lecteurs-consommateurs-acheteurs-là… D’autant que Bioy, en rédigeant les pages de Journal personnel, n’avait certes pas la moindre visée de publication de ces notules personnelles-là… Bien éloignées de ses visées de perfection du style de ce qu’il donnait à publier… Son Journal était pour lui-même seulement ; une sorte d’aide-mémoire fixant un peu des instants fugitifs de sa vie.

8. ‘Borges’, Adolfo Bioy Casares

De las 20.000 páginas _ mazette ! _ de cuadernos íntimos que Bioy (1914-1999) escribió a lo largo de su vida, su relación con Borges ocupa 1.700_ soit 8,5 % de l’ensemble ; restent donc 91,5 %, soient 18 500 pages ! Un trésor !!! _, explicó en una información de 2006 Javier Rodríguez Marcos. Son las que preparó para este volumen antes de morir : “Aunque el libro se extiende entre 1931 y 1989, Bioy resume _ et c’est un peu dommage ; même si c’est mieux que rien ! _ los 15 primeros años _ entre 1931 et 1946 _ en una decena de páginas. Eso sí, brillantes. Los diarios borgianos de Bioy están llenos de literatura_ certes. Borges dijo que su relación era una profunda amistad “sin intimidad” cuya piedra angular eran los libros _ voilà. Mais la vie va bien au-delà des livres lus, écrits ou à écrire… Même si écrire son Journal est aussi de l’écriture…


Immédiatement je me souviens des mots prononcés par Edgardo Scott

à l’Institut Cervantes de Bordeaux le mardi 8 octobre dernier

lors d’une table ronde intitulée Regards croisés autour d’Adolfo Bioy Casares,

que j’animais,

avec les contributions très précieuses des auteurs argentins éminents lecteurs de Bioy

Stella Maris Acuña, Silvia Renée Arias et Edgardo Scott.

Edgardo Scott n’hésitant pas à qualifier ce Borges posthume de Bioy (1914 – 1999)

de plus grand livre argentin du XXIème siècle

_ et personnellement je porte ce Journal de Bioy au pinacle… Il m’intéresse passionnément.


Si bien que le vendredi 11 octobre suivant, à l’Auditorium de la Bibliothèque de Bordeaux-Mériadeck,

lors d’une nouvelle table ronde que j’animais, et intitulée Les Héritiers d’Adolfo Bioy Casares,

avec Eduardo Berti et Edgardo Scott,

je n’hésitai pas à commencer la séance d’entretiens

en demandant à Eduardo Berti

ce qu’il pensait de cette remarque d’Edgardo Scott

qualifiant ce Borges de Bioy

de plus grand livre de la littérature argentine du XXIème siècle.

Voici cet article d’El Pais :

Los 21 mejores libros del siglo XXI

Un jurado de 84 expertos ha escogido para Babelia los títulos más relevantes de las dos primeras décadas del milenio


30 NOV 2019 – 00:24 CET

mejores libros

SETANTA

« Hacer listas« , escribe Alberto Manguel en su Diario de lecturas, “da lugar a cierta arbitrariedad mágica, como si la simple asociación pudiera crear sentido”. Pues bien, ¿qué sentido se puede encontrar en una lista que trata de hacer balance de las dos primeras décadas del siglo XXI? Empecemos por el principio. El martes 11 de septiembre de 2001, dos aviones de pasajeros secuestrados por terroristas suicidas derribaron las Torres Gemelas de Nueva York, mataron a casi 3.000 personas y cambiaron el mundo para siempre. De paso, mandaron al trastero de las hipótesis la teoría hegeliana del fin de la historia reciclada por Francis Fukuyama tras la caída del muro de Berlín y zanjaron la discusión sobre si el siglo XXI empezaba en el año 2000 o en 2001. La guerra de las galaxias se quedó en choque de civilizaciones. Los ordenadores pasaron la prueba del efecto 2000, pero sus usuarios — la nueva gran palabra — entraron en la era del miedo, la inseguridad, la precariedad, la intimidad (pública) y la realidad (virtual).



El futuro había llegado tan pronto en forma de metralla que los cines se llenaron de remakes ; las librerías, de cánones, recuentos y resúmenes y listas de lo muy muy y lo más más (que había que ver, leer y escuchar… antes de morir). También de relatos con un fondo de historia universal y libros de no ficción o de autoficción que dan tanto valor a la trama como a su making-of. Incapaz de imitar a una realidad presente que parecía de novela, la literatura se volcó en el pasado, en la memoria (histórica y a secas), en las investigaciones periodísticas, en la primera persona y en la propia literatura, que se volvió metatodo.


De ahí el triunfo absoluto de 2666, un libro total compuesto de cinco partes y publicado en otoño de 2004, al año siguiente de la muerte de su autor. Desde Borges —retratado minuciosamente por Adolfo Bioy Casares en un diario ya ineludible—, ningún escritor ha influido _ tel est donc le critère probablement décisif de ce choix _ tanto como Roberto Bolaño en las nuevas generaciones. Que sus libros empezasen a publicarse en Anagrama y actualmente lo hagan en Alfaguara — las dos editoriales más presentes _ un élément à prendre en compte _ en la lista de Babelia — es otro síntoma del peso de algunos sellos en la creación del gusto contemporáneo _ du moins hispanophone ; un facteur à noter, donc.


El escritor chileno Roberto Bolaño, en 1997.

El escritor chileno Roberto Bolaño, en 1997. MANOLO S. URBANO

Acaso por una mera cuestión generacional, la literatura canónica de las dos primeras décadas del siglo XXI se ha ocupado de hurgar en las heridas del XX _ pour ce qui concerne les dominantes thématiques. Las guerras mundiales, la guerra civil española, la posguerra, la descolonización, las migraciones, el apartheid, las dictaduras latinoamericanas, la caída del imperio soviético, los feminicidios en Ciudad Juárez o las turbulencias en Oriente Próximo pueden rastrearse en la obra del propio Bolaño, Ian McEwan, W. G. Sebald, Javier Marías, Javier Cercas, Tony Judt, Mario Vargas Llosa, J. M. Coetzee, Zadie Smith, Svetlana Aleksiévich, Emmanuel Carrère, Marjane Satrapi o Edmund de Waal _ oui.


Pero si esos autores empiezan a ser canónicos no es solo por los temas que abordan, sino por el modo _ voilà _ en que lo hacen _ un point forcément décisif, lui aussi _ : mezclando realidad y ficción, narración y reflexión, dinamitando los géneros tradicionales o dejando que su intimidad sin filtros discuta con la historia universal _ oui. Ese yo con voluntad de nosotros es el que ha producido además títulos como los de Joan Didion, Lucia Berlin, Anne Carson y Raúl Zurita — que tituló su obra magna con su propio apellido —, pero sobre todo los seis volúmenes de Karl Ove Knausgård _ j’ignorai jusqu’ici l’existence même de cet auteur.


También la gran historia y la intimidad cruda están presentes en títulos del siglo XXI tan exitosos como El Código Da VinciEl niño con el pijama de rayas o Cincuenta sombras de Grey. ¿Por qué no están en esta lista? Tal vez porque no cuadran con la definición que el crítico Northrop ­Frye acuñó para la “gran literatura” : aquella que es “dueña de una visión siempre más vasta que la de sus mejores lectores” _ ici encore un facteur décisif… El poeta Wystan Hugh Auden lo matizó así : “Hay libros que han sido injustamente olvidados ; ninguno es injustamente recordado” _ en effet !


La crisis económica de 2008 sumó la indignación a la inseguridad y dio la razón a una novela premonitoria publicada en España un año antes : Crematorio, de Rafael Chirbes. De paso, empoderó — el verbo del siglo — a un género y a una generación. El feminismo y el ecologismo son por ahora la respuesta más contundente a una deriva insostenible que va camino de convertir en realismo puro una novela de, digamos, ciencia-ficción como La carretera, de Cormac ­McCarthy. Protagonizada por dos hombres solos — un padre y un hijo — que vagan por un planeta devastado, la distopía del autor estadounidense incluye en sus páginas algo que se parece a una definición de la literatura de hoy : “Dios no existe y nosotros somos sus profetas”.


1. ‘2666’, Roberto Bolaño


« 2666 es lo mejor de una producción literaria prematuramente interrumpida », escribió Ana María Moix en Babelia en 2004, « Amalfitano, uno de los protagonistas de la segunda de las cinco partes o novelas que componen 2666, obra póstuma de Roberto Bolaño (1953-2003), rememora desde México una conversación sostenida, hacía años en Barcelona, con un joven farmacéutico que pasaba sus noches de guardia leyendo. Al joven le gustaba leer novelas breves como La metamorfosis, de Kafka ; Bartleby, el escribiente, de Melville ; Un corazón simple, de Flaubert, o Un cuento de Navidad, de Dickens, títulos que escogía en lugar de El proceso, Moby Dick, Bouvard y Pécuchet El Club Pickwick, novelas largas de los citados autores. ‘Qué triste paradoja, pensó Amalfitano’, escribe Bolaño. ‘Ya ni los farmacéuticos ilustrados se atreven con las grandes obras, imperfectas, torrenciales, las que abren caminos en lo desconocido. Escogen los ejercicios perfectos de los grandes maestros (…)‘. Y, de hecho, eso es 2666 : una gran obra torrencial, que abre caminos en lo desconocido ». Moix apunta que las cinco partes de esta gran obra pueden leerse por separado, pero se perdería la grandeza que alcanzan juntas.

2. ‘Austerlitz’, W. G. Sebald

La novela del alemán W. G. Sebald (1944-2001) narra la odisea vital de un hombre sin historia llamado Jacques Austerlitz en busca de ese tejido perdido en el tiempo que son sus padres. El protagonista camina sobre los restos de una devastación insoportable después de dos guerras.Austerlitz es una formidable representación del destino del hombre moderno llevado a un extremo : el del desarraigo extremo ; también lo es de la capacidad de supervivencia del ser humano”, escribió en estas páginas José María Guelbenzu en 2002. Traducción de Miguel Sáenz.

3. ‘La belleza del marido’, Anne Carson


Anne Carson (1950) abordó en La belleza del marido el conflicto desencadenado por su separación. “Hay en este poemario”, escribió el crítico Ángel Rupérez en 2003, “una tensión entre la idealización inicial del marido (…) y el derrumbe de ese ídolo que consigue sobrepasar con creces el anecdotario más estrictamente autobiográfico y confesional, constantemente convertido en materia poética contaminada por un continuo y soterrado — no explícito — aliento lírico hecho de elegía comedida y de creencia incondicional en la belleza”Traducción de Ana Becciu.

4. ‘La Fiesta del Chivo’, Mario Vargas Llosa


La Fiesta del Chivo es un relato sobre el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo Molina y, a la vez, un impresionante fresco de la corrupción destructiva de las dictaduras. En su crítica de 2000, el argentino Tomás Eloy Martínez definió la novela del premio Nobel Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936) como “un retrato implacable del poder absoluto en una novela que se lee sin respiro de principio a fin”.

5. ‘Expiación’, Ian McEwan


Con minuciosidad y un talento infinito, el británico Ian McEwan (Aldershot, 1948) ha ido construyendo una obra tan variada como imprevisible. Expiación es una de sus novelas más célebres, mucho antes de que fuese llevada al cine. En su crítica, Andrés Ibáñez calificó en 2002 la novela como “un relato de una ambición y un alcance nada frecuentes”. “Es, ante todo”, proseguía, “un triunfo de la imaginación creadora, una obra que justifica en sí misma la existencia del arte de la novela”Traducción de Jaime Zulaika.

6. ‘Limónov’, Emmanuel Carrère


Emmanuel Carrère (París, 1957) ha construido un género propio en el que mezcla la autobiografía con el retrato de personajes insólitos. Así definió el autor a su protagonista en 2013 : “Ha sido granuja en Ucrania, ídolo del underground soviético, mendigo y después mayordomo de un millonario en Manhattan ; escritor en París, soldado en los Balcanes, y, ahora, en el inmenso burdel del poscomunismo en Rusia, viejo jefe carismático de un partido de jóvenes desesperados. Él se ve como un héroe, pero también se le puede considerar un cabrón : yo no me atrevo a juzgarlo”Traducción de Jaime Zulaika.

7. ‘Tu rostro mañana’, Javier Marías



Javier Marías cerró su trilogía Tu rostro mañana en 2007 con Veneno y sombra y adiós, en la que reflexiona sobre el egoísmo, la verdad y la culpa. José-Carlos Mainer calificó la obra de ejemplo del género de la autoficción : “Marías ha logrado la construcción más sostenida, compleja e importante que tal voluntad (de estilo y de género) ha producido en las nuevas letras españolas”. Mainer describe la obsesión por “la naturaleza de la verdad” y cree que “el punto de partida de la existencia es el egoísmo”.

8. ‘Borges’, Adolfo Bioy Casares



“De las 20.000 páginas de cuadernos íntimos que Bioy (1914-1999) escribió a lo largo de su vida, su relación con Borges ocupa 1.700”, explicó en una información de 2006 Javier Rodríguez Marcos. Son las que preparó para este volumen antes de morir : “Aunque el libro se extiende entre 1931 y 1989, Bioy resume los 15 primeros años en una decena de páginas. Eso sí, brillantes. Los diarios borgianos de Bioy están llenos de literatura”. Borges dijo que su relación era una profunda amistad “sin intimidad” cuya piedra angular eran los libros.

9. ‘Verano’, J. M. Coetzee



Verano,
 la tercera entrega de las memorias del sudafricano J. M. Coetzee (1940), “revela una audacia literaria que no por consecuente con la última parte de su obra deja de ser un reto original”, escribió José María Guelbenzu en 2010. En este libro, cinco entrevistados crean con su testimonio un Coetzee personal e íntimo, en un documento que manifiesta la viveza de espíritu del escritor y su apuesta irreductible por la verdad literaria. Traducción de Jordi Fibla.

10. ‘El año del pensamiento mágico’, Joan Didion



“La obra de no ficción de Joan Didion (1934) ejemplifica bien el género conocido como ensayo personal, una forma de escritura cuyo objetivo es someter a examen circunstancias de orden histórico o sociológico desde una perspectiva radicalmente subjetiva”, escribió en 2005 en estas páginas Eduardo Lago. Este libro de duelo es, en palabras del escritor, “el más personal por lo íntimo y doloroso del tema” : la muerte de su marido. Traducción de Javier Calvo.

11. ‘Mi lucha’, Karl Ove Knausgård


El noruego Karl Ove Knausgård (1968) narra su vida en seis tomos bajo el título de Mi lucha ,como la autobiografía de Hitler. “Un vertedero documentario que necesita existir para que surja, de vez en cuando, un prodigio que, por sí solo, parecería puramente retórico pero que, nacido de la abrumadora acumulación de detalles, se convierte en una epifanía”, opinó Alberto Manguel en 2014. Traducción de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo.

12. ‘La carretera’, Cormac McCarthy

Un padre y su hijo, supervivientes de una hecatombe nuclear, caminan hacia un sur que, solo quizá, sea su salvación. “Unidos por el amor y el miedo, son la expresión de una soledad intolerable”, escribió J. M. Guelbenzu en su crítica de esta novela de Cormac McCarthy (1933). Traducción de Luis Murillo Fort.

13. ‘Crematorio’, Rafael Chirbes

Rafael Chirbes (1949-2015) narró en esta novela la corrupción urbanística en España. “Con una escritura de precisión clínica en la que a veces recala un medido lirismo, el escritor no cede al olvido de la grande y pequeña historia de nuestro país. Como si Galdós vigilara”, escribió sobre el autor y su obra J. E. Ayala-Dip.

14. ‘Dientes blancos’, Zadie Smith

“El rasgo más característico de la escritura de Zadie Smith (1975) es su propensión a la sátira. No obstante, Dientes blancos no es una novela divertida”, escribió Francisco Solano en 2001. “Retrata el espacio multirracial habitado por hijos de inmigrantes, cuya asimilación a la metrópoli, junto con la confrontación con los padres, les aboca a ser víctimas de una mezcolanza ideológica y religiosa que produce claros efectos de atolondramiento”Traducción de Ana M. de la Fuente.

15. ‘Manual para mujeres de la limpieza’, Lucia Berlin

La estadounidense Lucia Berlin (1936-2004) empezó a publicar (no a escribir) muy tarde y solo a finales del pasado siglo se la comenzó a reconocer como una narradora excepcional. Manual para mujeres de la limpieza es una antología de relatos basados en la vida itinerante de la autora, alcohólica, que trabajó en toda clase de oficios para mantener a sus hijos. “Todo cuanto relata tiene olor a verdad”, aseguró José María Guelbenzu en 2016. Traducción de Eugenia Vázquez Nacarino.

16. ‘Zurita’, Raúl Zurita

“La primera impresión que produce Raúl Zurita (Santiago, 1950) es la de un poeta perdido en el mundo del misterio y la espiritualidad”, escribió el cronista Patricio Fernández en 2012. “No lee, canta, se lamenta, y reza”. Y este poeta publicó aquel año su particular autobiografía, un poemario de 800 páginas en el que se expone más crudamente que nunca.

17. ‘Postguerra’, Tony Judt

El historiador británico (1948-2010) logró con este libro una hazaña, mezclando las lavadoras, los Beatles y Margaret Thatcher. Esto es, la vida cotidiana, la cultura y la política. “La nueva Europa constituye un éxito notable vitalmente vinculado a un terrible pasado”, escribió Santos Juliá en su reseña. “Para que los europeos conserven siempre ese víncu­lo vital hay que enseñárselo de nuevo a cada generación”Traducción de Jesús Cuéllar y Gloria E. Gordo del Rey.

18. ‘Soldados de Salamina’, Javier Cercas

J. Ernesto Ayala-Dip habló en su crítica de Soldados de Salamina en 2001 de la mezcla entre “el relato real” que se plantea en el libro de Cercas y la “obra de ficción” que realmente es. La historia del fallido fusilamiento de Rafael Sánchez Mazas, escritor y fundador de la Falange, se desarrolla con “esa prosa que se desliza con la naturalidad que da la madurez”, añadió Ayala-Dip sobre esta novela.

19. ‘El fin del Homo sovieticus’, Svetlana Aleksiévich

Cuando Svetlana Aleksiévich (Ucrania, 1948) recibió el Premio Nobel de Literatura, muchos lectores descubrieron la fuerza de una obra, a medio camino entre el periodismo y la historia. El fin del ‘Homo sovieticus ofrece las voces de los que vivieron el fin del comunismo. “Su obra es también una revancha del periodismo”, escribió Lluís Bassets sobre su obra, “que busca las fuentes más modestas y las experiencias más sencillas para explicar lo que fue silenciado durante las siete décadas soviéticas”Traducción de Jorge Ferrer.

20. ‘Persépolis’, Marjane Satrapi

En Persépolis, el único cómic en la lista, la autora iraní cuenta la revolución islámica de 1980 vista por una niña, la que Marjane Satrapi era entonces, con 10 años, cuando tuvo que ponerse pañuelo por primera vez para ir a la escuela. “Tenía un deber para con mi país”, le dijo en 2002 a Jaume Vidal en una entrevista. Un cómic en blanco y negro porque, según Satrapi, “el rojo de la sangre podría ser muy dramático”Traducción de Albert Agut.

21. ‘La liebre con ojos de ámbar’, Edmund de Waal

A través de la historia de 264 miniaturas japonesas llamadas netsukes — entre ellas, la liebre que da título al libro —, Edmund de Waal (Nottingham, 1964) construye la historia de su familia, aunque va mucho más allá en un retrato de la historia reciente de Europa y de sus profundas heridas y ausencias. Traducción de Marcelo Cohen.

Del 22 al 50

22. La grande, Juan José Saer
23. Nunca me abandones, Kazuo Ishiguro
24. Anatomía de un instante, Javier Cercas
25. Demasiada felicidad, Alice Munro
26. La tabla rasa, Steven Pinker
27. Los años, Annie Ernaux
28. Temporada de huracanes, Fernanda Melchor
29. Sapiens, Yuval Noah Harari
30. Kafka en la orilla, Haruki Murakami
31. El nervio óptico, María Gainza
32. Los diarios de Emilio Renzi, Ricardo Piglia
33. La novela luminosa, Mario Levrero
34. En presencia de la ausencia, Mahmud Darwish
35. Incendios, Wajdi Mouawad
36. Pensar rápido, pensar despacio, Daniel Kahneman
37. Las correcciones, Jonathan Franzen
38. El adversario, Emmanuel Carrère
39. La mancha humana, Philip Roth
40. Canadá, Richard Ford
41. Elizabeth Costello, J. M. Coetzee
42. Terror y utopía, Karl Schlögel
43. Lectura fácil, Cristina Morales
44. Las poetas visitan a Andrea del Sarto, Juana Bignozzi
45. Ordesa, Manuel Vilas
46. Distancia de rescate, Samanta Schweblin
47. La noche de los tiempos, Antonio Muñoz Molina
48. Teoría King Kong, Virginie Despentes
49. El mundo deslumbrante, Siri Husvedt
50. Los testamentos, Margaret Atwood

Del 51 al 100 (por orden alfabético del apellido del escritor)

Americanah, Chimamanda Ngozi Adichie
Diccionario de autores latinoamericanos, César Aira
Experiencia, Martin Amis
Patria, Fernando Aramburu
Un país mundano, John Ashbery
Fun Home, Alison Bechdel
Genios : un mosaico de cien mentes creativas y ejemplares, Harold Bloom
Vida precaria, Judith Butler
El día del Watusi, Francisco Casavella
Las ensoñaciones de la mujer salvaje, Hélène Cixous
Hombre lento, J. M. Coetzee
A contraluz, Rachel Cusk
La maravillosa vida breve de Óscar Wao, Junot Díaz
Jamás el fuego nunca, Diamela Eltit
El olvido que seremos, Héctor Abad Faciolince
Un ángulo me basta, Juan Antonio González Iglesias
El giro, Stephen Greenblatt
El tejido del cosmos, Brian Greene
Homo Deus. Breve historia del mañana, Yuval Noah Harari
Trabajos del reino, Yuri Herrera
Sumisión, Michel Houellebecq
La posibilidad de una isla, Michel Houellebecq
La doctrina del shock, Naomi Klein
La casa de la fuerza, Angélica Liddell
Berta Isla, Javier Marías
Asterios Polyp, David Mazzucchelli
Necropolítica, Achille Mbembe
C, Tom McCarthy
Aquí, Richard McGuire
Todo lo que tengo lo llevo conmigo, Herta Müller
Escapada, Alice Munro
Suite francesa, Irène Némirovsky
Infiel. Historias de transgresión, Joyce Carol Oates
El salto del ciervo, Sharon Olds
El capital en el siglo XXI, Thomas Piketty
Un apartamento en Urano, Paul B. Preciado
Diccionario sánscrito-español. Mitología, filosofía y yoga, Òscar Pujol
Retaguardia roja, Fernando del Rey
La conjura contra América, Philip Roth
Harry Potter y el misterio del príncipe, J. K. Rowling
La última noche, James Salter
Clavícula, Marta Sanz
El artesano, Richard Sennett
La estupidez, Rafael Spregelburd
La poesía del pensamiento, George Steiner
La gran brecha. Qué hacer con las sociedades desiguales, Joseph Stiglitz
Los errantes, Olga Tokarczuk
Nada se opone a la noche, Delphine de Vigan
Hablemos de langostas, David Foster Wallace
Fabricando historias, Chris Ware

Así ha decidido el jurado : hombres que votan a hombres y jóvenes que leen a extranjeros

_ je remarque aussi que les nombreux lecteurs de ce très intéressant article paru dans El Pais qui prennent la peine de commenter-critiquer les choix de cette liste, indiquent les « oubliés » selon eux de cette liste. Et parmi ceux-ci, revient le plus souvent le nom de l’écrivain roumain Mircea Cartarescu, et son roman Solénoïde, paru en traduction française le 22 août 2019 (aux Éditions Noir sur blanc).

Mircea Cartarescu : un auteur que m’a vivement recommandé l’ami Eduardo Berti, qui s’est rendu tout spécialement à Pollença (dans l’île de Mallorca) pour la remise à Mircea Cartarescu (pour l’ensemble de son œuvre) du Prix Formentor, le 29 septembre 2018 ; le jury de ce Prix Formentor s’était réuni à Buenos Aires le 9 avril 2018 ; et en faisait partie Alberto Manguel, le lauréat précédent de ce Prix Formentor, en 2017 ; et grand lecteur (et ami, mieux encore !) de Bioy, Silvina Ocampo, et Borges.

Et lire aussi de mon ami Bernard Sève :

De haut en bas _ philosophie des listes

_ cf mon article du 4 avril 2010 :

Ce samedi 30 novembre 2019, Titus Curiosus – Francis Lippa

Ecouter le velours du « Besame mucho » de Lucho Gatica

15nov

Avant-hier,

mardi 13 novembre,

nous parvenait, de Mexico, la nouvelle de la disparition, à l’âge de 90 ans,

du chanteur chilien de Boleros

Lucho Gatica.

Nonobstant la récente superbe version que vient de donner en son CD précisément intitulé Besame mucho

Juan Diego Florez,

l’excellent ténor péruvien

_ cf mon article du 24 septembre dernier :  _,

la version de cet archi-célèbre Bolero qu’est Besame mucho

par Lucho Gatica

comporte une saveur de velours sans égale !!!

Prétez-y l’oreille !

Voici ce qu’en disait El Pais d’avant-hier mardi :

Muere el legendario cantante de boleros Lucho Gatica a los 90 años

El cantante chileno, que interpretó temas como ‘Historia de un amor’, ha fallecido este martes en Ciudad de México

Santiago de Chile 14 NOV 2018 – 12:49 CET
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En vídeo, los mejores boleros de Lucho Gatica. EFE | EPV

MÁS INFORMACIÓN

Chile llora la muerte de su cantante más internacional, Lucho Gatica. El rey del bolero ha fallecido la tarde de este martes a los 90 años en Ciudad de México, donde vivía desde hace más de medio siglo. El Gobierno ha decretado un día de duelo oficial por la muerte del artista de extensa trayectoria, famoso en toda América y en España. “¡Buen viaje! Te amo”, escribió en su cuenta de Instagram su hijo, el actor mexicano Luis Gatica, junto a la imagen de un crespón negro.

La causa de su muerte por el momento se desconoce, pero su deceso remeció a los países iberoamericanos, donde su prestigio se propagó desde mediados del siglo XX gracias a interpretaciones de boleros como Historia de un amorEl relojContigo en la distancia o La barca. “Era un símbolo cultural. Lucho Gatica hizo lo imposible : ir a venderle boleros a los mexicanos y conquistarlos. Era su marca y su atrevimiento”, señaló la periodista Marisol García, especialista en música popular chilena, en una entrevista en una radio local.

A través de su ministra de Cultura, Consuelo Valdés, el Gobierno chileno reaccionó a su deceso: “Mi más sentido pésame a la familia y amigos de Lucho Gatica, reconocido con la Orden al mérito artístico cultural Pablo Neruda 2012, quien con su enorme talento conquistó grandes escenarios del mundo, dejando una huella imborrable en un género musical”. El ministro del Interior, Andrés Chadwick, agregó que “fue y será un gran embajador » del país.

Fue admirado por la gente y por sus pares. “Dicen que The Beatles escuchaban a Lucho Gatica”, señaló García, la investigadora chilena. “Nómbrenme a cualquier cantante realmente famoso del mundo y seguro tendrá opiniones de admiración sobre este bolerista”. La fotografía que lo retrata conversando con Elvis Presley revela “el peso que llegó a tener el bolero como género”, agregó la periodista. “Cruzó países, gustos, generaciones. Y Gatica fue el emblema de ese género y su voz más rutilante y admirada. Nunca se despegó de Chile y su voz se educó en este país”.

Se sabía poco de su vida actual. Una de las últimas veces que se le vio en público fue en la Feria del Libro de Guadalajara, en 2012, cuando Chile fue el invitado del encuentro y Gatica compartió su música con la comunidad de chilenos residentes y los artistas invitados.

El pasado 11 de agosto, en su ciudad natal, Rancagua –a unos 100 kilómetros al sur de Santiago de Chile–, se celebró su 90 cumpleaños. En el teatro regional de la ciudad se inauguró una estatua de bronce de dos metros que lo retrata junto a su hermano Arturo, con quien comenzó en el canto. En el homenaje estuvo presente Juanita, una de las hijas del intérprete: “Mi padre siempre trabajó con la conciencia de que aportaba algo más allá de él”, señaló en aquella ocasión, según la crónica del evento escrita por la periodista García. “A mi papá lo quieren en Cuba, lo quieren en España, lo quieren en Brasil, en México y en tantos países, pero por supuesto que este cariño chileno es diferente y especial para él”, destacó la hija mexicana del cantante. “Todo esto está hermoso, y qué padre sería que él estuviese aquí. Le encantaría verlo”.

Gatica con Elvis Presley

Gatica con Elvis Presley
 …

Gatica festejó su 90 aniversario en la casa de otra de sus hijas, Aída, en Ciudad de México. Sus 11 nietos le regalaron el registro en estudio con sus voces a cargo de un popurrí de varios boleros que él ayudó a volver universales. De acuerdo a la crónica, el cantante vivía “bajo los cuidados requeridos por una diabetes y el parcial deterioro cognitivo, alejado del canto profesional, aunque no de la vida social ni del entusiasmo por la música”. En sus últimas semanas de vida, ponía discos y pasaba horas cantando solo en casa.

En sus 70 años de carrera, participó en 15 películas y grabó 13 discos de estudio. El último en 2013, a los 85 años. Lo tituló Historia de un amor y versionaba algunos grandes éxitos con dúos con Miguel Bosé (Sabor a mí), Michael Bublé (Quizás, quizás) o Laura Pausini (Historia de un amor). Lucho Gatica era una leyenda en Iberoamérica y fue México su segunda patria, porque desde ese país internacionalizó su carrera. “Fue un reto ir a cantar boleros a México, patria de los mejores boleristas, pero yo tenía mucha fe en mi trabajo y salí airoso« , declaraba Gatica en 1990. “En los últimos años, el gusto popular se ha decantado más por las baladas que por los boleros”, reflexionaba el cantante. “Pero en el fondo es lo mismo : la balada es una continuación del bolero, siguen siendo igual de románticas”.

Nacido como Luis Enrique Gatica Silva –Pitico le llamaban sus siete hermanos–, a los 13 años comenzó a cantar en Rancagua. En la adolescencia se mudó a la capital para terminar sus estudios de secundaria, que pronto abandonó por la música. En 1946, a los 18 años, cantó , dónde estás en el programa radiofónico La feria de los deseos, del locutor Raúl Matas, que empujó su primera grabación profesional a finales de la década. Gracias a su voz, Chile dejó de lado su tradición tanguera y se inclinó por el bolero, aunque el cantante dejó el país en 1957, cuando se instaló en México después de una gira por Iberoamérica.

Pero su fama incluso traspasó las fronteras de América y España. La productora y distribuidora estadounidense de cine Metro-Goldwyn-Mayer lo invitó a varias fiestas que organizaba y a las que acudían grandes celebridades de la época como Nat King Cole. Desde 2008, el artista contaba con una estrella con su nombre en el Paseo de la fama de Hollywood.

Su influencia fue relatada en joyas de la literatura latinoamericana, como en La tía Julia y el escribidor, de Mario Vargas Llosa. “El paso de Lucho Gatica por Lima fue adjetivado por Pascual en nuestros boletines como ‘soberbio acontecimiento artístico y gran hit de la radiotelefonía nacional’. A mí la broma me costó un cuento, una corbata y una camisa casi nuevas”, señala uno de los pasajes de la novela. “Solo me di cuenta cabal de su fama cuando noté las colas de mujeres, en la calle Belén, esperando pases para la audición”.

Ce jeudi 15 novembre 2018, Titus Curiosus – Francis Lippa

A propos du métier d’éditeur : une interview d’Elena Ramirez, des Editions Seix Barral

12mai

A propos du métier d’éditeur _ un passeur crucial de l’essentielle culture ! _,

je découvre ce matin sur le site d’El Pais,

ce samedi 12 mai,

une passionnante interview de l’éditrice (chez Seix Barral) Elena Ramirez ;

et qui donne bien à penser…

 

Elena Ramírez: «Es falso que las grandes editoriales se dediquen nada más que a ganar dinero y solo los independientes publiquen literatura»

Publicado por Fran G. Matute

Fotografía : Sonia Fraga

Como directora editorial de un sello tan prestigioso como Seix Barral, Elena Ramírez tiene sin duda mucho que decir _ certes _ sobre el presente del mundo del libro, hoy tan mitificado por fuera como vapuleado por dentro _ dont acte. No obstante, lo que más nos llama la atención no es ya su privilegiada visión del sector, el cual conoce de cabo a rabo toda vez que comenzó en este negocio trabajando en los escalafones más bajos, sino el hecho de que se atreva a hablarnos sobre él con firmeza, sinceridad y sin pelos en la lengua _ bien !

A lo largo de esta entrevista, en la que no solo repasamos su ya larga trayectoria profesional sino que tratamos de comprender el funcionamiento del sector editorial español, Elena Ramírez no dejará inconscientemente de recordarnos que, por mucho romanticismo que exista tras la publicación de un libro, no se debe olvidar nunca que estamos ante un negocio _ pourrait-on l’oublier ? Uno maravilloso, absorbente y tremendamente vocacional, al que solo podrá dedicarse con éxito quien posea el entusiasmo y la convicción que destila Elena Ramírez en cada una de sus palabras.

 

El editor, ¿nace o se hace?

El editor se hace, pero para ejercer esta profesión uno ha de tener cierta sensibilidad y percepción, así como un amor y una pasión por los libros que creo es algo que no se puede aprender _ bien sûr que si (cela n’a rien d’inné!), mais pas par réception d’un enseignement ; cf la distinction entre to learn et to teach ; par apprentissage personnel et passionné. A lo largo de mi carrera he visto las dos cosas : gente con una intuición increíble, sin experiencia profesional previa, que ha llegado a ser un gran editor solo con esa materia prima ; y gente muy bien posicionada, que oficialmente es considerada un editor, pero que, sin embargo, no ha sido nunca capaz de desplegar ese feeling del que te hablo _ celui qui sait reconnaître les voix singulières des vrais auteurs.

Date cuenta de que el editor trabaja fundamentalmente con personas _ oui. Trabaja con material sensible de los escritores, con su potencial _ voilà : à déceler dans sa dynamique à aider… Trabaja con algo que en un momento dado le ha emocionado _ et c’est crucial _ y necesita a su vez transmitir a otros _ voilà. En mi despacho tengo un cartel que dice: «Si editar fuera solo publicar libros…». Porque mucha gente cree que un editor solo se ocupa de corregir textos, de decidir la portada, de establecer una campaña de marketing, de acompañar a los autores… y no. No es «solo» eso. Es todo eso junto, no digo que no, pero también muchas cosas más _ voilà. La edición es por definición un trabajo muy vocacional al que le entregas un porcentaje altísimo de tu vida. No hay horarios, no hay límites. La edición se lo come todo.

¿Qué hay que estudiar entonces para ser editor?

La mayoría de editores viene de Filología, Filosofía o Periodismo, pero en España no hay una carrera universitaria como tal, ni siquiera una especialización. Sí es cierto que existen muchos másteres en edición, muchos cursos de posgrado ; yo, por ejemplo, doy clases en el máster de la Pompeu, en Barcelona. Bajo mi punto de vista, cualquier carrera de humanidades _ dont acte _, si es que siguen existiendo el día de mañana, puede ofrecer una muy buena formación base para ser editor.

Tiene uno sin embargo la percepción de que el sector editorial se está profesionalizando mucho últimamente.

Es cierto que desde los cursos de posgrado que te comentaba antes se está dando bastante protagonismo a la figura del gestor empresarial. Pero, ojo, no nos engañemos : esa figura, de una forma u otra, ha existido siempre en el sector editorial. Leí un librito escrito por el fundador de Minimun Fax, una editorial italiana chiquitita, en el que se cuenta la historia de cómo nació, que es muy curiosa. Empezaron enviando una comunicación por fax a una serie de números de teléfono anónimos, a modo de newsletter de la época, y recibieron tantas peticiones solicitando información que no les quedó otra que empezar a enviar pequeñas publicaciones, que fueron cobrando cierta periodicidad, hasta que aquello terminó convertido en una editorial. Por muy «romántica» que parezca esta historia de éxito, este editor independiente lo dice bien claro en sus memorias: «No nos confundamos. Un editor es ante todo un empresario». Quiero decirte con esto que es falsa esa idea de que las grandes editoriales se dediquen nada más que a ganar dinero y solo los independientes publiquen literatura. Es, además, una idea que yo misma me encargo de desmentir en las clases que imparto. No caigamos en el cinismo de quitarle al gran editor la pasión y la maravilla que hay detrás de esta profesión, así como tampoco olvidemos que en este mundo la gente está siempre jugándose la pasta. Si eres independiente, la pasta será tuya. Si trabajas para un gran grupo, será de un tercero. Pero una editorial es un negocio, y como tal ha de ser sostenible _ oui, le principe de réalité accompagnant de ses exigences le principe de plaisir.

¿Dejó Seix Barral de ser una editorial independiente tras la compra de Planeta en 1982?

No en cuanto a su línea editorial. Seix Barral sigue siendo totalmente independiente en la medida en que a mí, o a mi predecesor, jamás nos han dicho «Esto lo tienes que publicar» o «Esto no lo puedes publicar». Ni siquiera cuando no he cumplido con el presupuesto que me habían asignado. Y me consta que pasa igual en los demás sellos editoriales adquiridos por Planeta. Date cuenta de que cuando un gran sello adquiere uno independiente lo que hace es comprar básicamente un catálogo, una marca, un intangible que solo se busca potenciar con la fuerza de un gran grupo. Si no, no tendría ningún sentido la operación.

¿Y qué grado de autonomía tiene Elena Ramírez como directora editorial de Seix Barral?

Todo, dentro del grado de responsabilidad implícito en el cumplimiento de mis obligaciones, que incluyen el de un presupuesto, of course. Yo soy la culpable de todo [risas]. A ver, este es un trabajo en equipo _ oui _, y yo cuento con un gran equipo _ c’est nécessaire. Digamos entonces que soy la responsable de este equipo, pero cada editor en Seix Barral es soberano sobre su porción de catálogo _ voilà. Teresa Bailach, por ejemplo, es nuestra editora de castellano ; Irene Lucas lo es de internacional ; y Jesús Rocamora hace ambas cosas.

En el mundo anglosajón se distingue entre el publisher, que sería mi actual función, toda vez que abarca cuestiones más a largo plazo, muchas relacionadas con la gestión, y el editor, que es la persona que está más apegada al libro en sí. Con todo, yo no he sido capaz de separarme completamente del texto. Tengo autores, mis autores, para los que sigo siendo su primer editor. Esa parte del trabajo, consistente en leer manuscritos y trabajar su contenido _ voilà _, sigue formando parte de mi ADN. Me gusta hacerlo.

¿Cuál es entonces la labor de Pere Gimferrer en la editorial?

Gimferrer es el director literario de Seix Barral. Es una especie de asesor permanente, constante, al que a veces llamamos «Google» porque lo sabe todo [risas]. Él sigue yendo a la editorial a diario, está siempre al pie de cañón, pero no está, digamos, generando ideas en el día a día. Está, obviamente, para lo que necesites. Y si lo necesitas, cuenta con él a muerte.

 

Repasemos un poco tu carrera profesional. ¿En qué momento entras en contacto con el sector editorial?

Los libros han sido una constante toda mi vida _ et c’est indispensable. Yo he sido una persona no sé si decir solitaria o independiente _ voilà _, pero muy ratón de biblioteca. Los libros, en este sentido, han sido como un refugio _ ou une ouverture _ para mí. Estudié Filosofía y Letras _ oui _ y, antes de entrar en el sector editorial, estuve trabajando en mil cosas. Por ejemplo, como profesora para gente con dificultades de aprendizaje, también para mayores de veinticinco años que querían entrar en la universidad. Estuve trabajando en un geriátrico, en una agencia inmobiliaria mucho tiempo, en fin, en distintos lugares haciendo las cosas más diversas. Me ocurrió entonces que sufrí un gran batacazo vital, porque murió un hermano mío y aquello me dejó completamente noqueada. Me llevó a plantearme muchas cosas sobre lo que quería hacer con mi vida _ voilà. Y un día, simplemente, me di cuenta de que no podía seguir viviendo así, que tenía que hacer algo que me gustara realmente _ exactement _, y me dije eso de «Si quieres, puedes» [risas]. Sé que esto suena muy flower power, pero fue así, fue algo un poco epifánico : decidí entonces que quería trabajar con libros _ oui. Mi madre, Pilar Rico, que era periodista cultural, trabajaba para distintos medios, le hizo llegar mi currículum a Juan Cruz, que me hizo la entrevista de trabajo más rara que he tenido en toda mi vida. Quedé con él, pero mi currículum lógicamente ni lo miró, porque allí no había nada que fuera muy atractivo para trabajar en una editorial. Solo se fijó en que decía que dominaba el inglés, y me preguntó si eso era cierto o lo había puesto ahí de adorno. Tenía tantas ganas de entrar a trabajar en el mundo editorial que, no sé cómo me atreví, le respondí en inglés, y le dije : «¿Quieres que sigamos la conversación así?». Y me dijo: «Contratada» [risas]. Y al día siguiente empecé a trabajar en _ la maison d’édition _ Alfaguara.

¿De editora?

De asistente. Llevando y trayendo cafés, vamos. Te hablo del año 1994, ¿eh? Cuando el mundo editorial era todavía muy masculino. ¿Te cuento una batallita al respecto? Como asistente, una de mis tareas era organizar los comités periódicos de lectura _ voilà _, en los que se analizaban los manuscritos que llegaban a la editorial _ voilà. Yo me dedicaba a ir recopilando informes de lectura para luego clasificarlos entre positivos y negativos, y en esas reuniones exponía los resultados a los miembros del comité, para que luego ellos debatieran. Como te puedes imaginar, yo no opinaba, me limitaba a exponer lo que había, pero para mí era como una reunión importante : era el momento en el que estaba ahí delante de mi jefe, y sus asesores (todo tíos, claro), así que aquello me lo tomaba muy en serio. Y en una de estas, estando yo en la pizarra de pie, explicando lo que fuera, uno de los ponentes, no diré quién, levantó la mano y me dijo: «¡Elena! Un café». Y solo se me ocurrió responder: «No, gracias» [risas]. En el fondo me quedé muy cortada, me puse toda colorada, pero me salió así, espontáneo, no pude evitarlo. El mundo editorial de antes no tiene nada que ver con el de ahora, en el que, te diría, al menos el setenta y cinco por ciento del sector está formado por mujeres. Hasta llegar al top, claro. Ahí arriba la proporción se invierte.

Muchas mujeres en el sector, pero no tantas en los catálogos.

Es cierto, pero te garantizo que no es una cuestión de misoginia. A la editorial llegan muchísimos menos manuscritos firmados por mujeres que por hombres _ dont acte. La diferencia es además abrumadora. Un día tengo que hacerlo, tengo que comprobar el porcentaje exacto. Habría, de hecho, que preguntarse por qué ocurre esto. La respuesta a lo mejor tiene que ver con la famosa «habitación propia» _ de Virginia Woolf. Me da la sensación de que, en verdad, la cosa no ha cambiado tanto. Creo que sigue habiendo muchas mujeres que solo escriben en el tiempo que la vida les deja para escribir, mientras que ellos escriben cuando les da la real gana. Me temo, por tanto, que todavía hay mujeres que están dejando sus sueños atrás por los motivos de siempre.

¿Es hoy día la literatura escrita por mujeres un target editorial?

Sí. No ya tanto la literatura escrita por mujeres como la literatura que tiene que ver con el mundo de la mujer. No te lo niego. Se trata, sin duda, de una tendencia al alza y es por tanto una temática que tenemos muy interiorizada en el plan editorial de Seix Barral. Ahora bien, las modas están ahí para aprovecharse uno de ellas, pero también para criticarlas. La mayoría de las tendencias son burbujas, así que hay que tener mucho cuidado con lo que se publica al hilo de estas. En este sentido, las memorias de una sufragista son algo que publicaría siempre, por su propio valor intrínseco, no porque ahora estén de moda, por más que sea consciente de que ahora van a ser quizás más leídas que en otro momento. Hay que tener en cuenta también que muchos títulos que se compran ahora no verán la luz hasta dentro de unos cuantos años, cuando lo mismo la moda que motivó su compra ha expirado. Cuidado entonces con eso de moverse solo por tendencias _ oui. Y cuidado con ignorarlas _ aussi.

¿Hasta qué punto crees que es importante para un editor empezar, como tú, desde abajo?

En mi caso no solo empecé desde abajo, sino que pasé luego por diversos departamentos. Asistencia, Logística, Diseño, Internacional… He estado toda la vida corriendo por los pasillos fundiendo zapatillas, así que creo que tengo un conocimiento muy profundo del sector _ c’est formateur. Mis inicios fueron en su día un no parar, pero aquello me gustaba tanto, tenía tanta hambre por aprender _ c’est important _, que hoy día agradezco muchísimo tener esta visión tan transversal _ oui _, y que sobre todo me ha servido para poder mostrar una mayor sensibilidad _ oui _ hacia ciertos puestos teóricamente menos glamurosos que el editorial, cuyo día a día he conocido de primera mano.

¿Cómo llegas a Seix Barral?

A Seix Barral llego en el año 2000 de la mano de Adolfo García Ortega, que había entrado a trabajar allí hacía solo unos meses, sustituyendo a Basilio Baltasar. Adolfo se propuso desde el principio reestructurar todo el equipo editorial de Seix Barral, sabiendo que si no lo hacía nada más llegar no iba a ser capaz de hacerlo más adelante. Fichó también a Nahir Gutiérrez, la directora de comunicación, que venía de Tusquets, y a Elena Blanco, actual jefa de prensa del sello. Yo entré como editora ejecutiva. Luego, unos cuantos años más tarde, en 2007, me convertí en la directora editorial. Adolfo decidió cambiar su forma de trabajar en su labor editorial para centrarse más en su escritura, y digamos que el paso natural fue proponerme a mí para dirigir el sello.

Recuerdo que, cuando entramos, Seix Barral estaba bastante perjudicada _ ah. Había sufrido en los últimos años muchos cambios de manos, muchos cambios de línea editorial, incluso hubo periodos en los que no hubo nadie al frente. Mi primer día en la oficina fue como visitar unas catacumbas _ eh bien ! En el que se suponía que iba a ser mi despacho estaban todas las paredes llenas de manuscritos, desde el suelo al techo, que llevaban allí años, vete a saber si fueron en algún momento leídos. Encontramos en aquella montaña algún que otro autor maravilloso, ¿eh? Fue como empezar de cero. Tuvimos además que poner orden sin demasiados recursos _ voilà. La verdad es que las pasamos canutas [risas].

¿Cómo conseguisteis reflotar el sello?

Proponiéndonos un objetivo claro _ oui _, como claros fueron los medios _ aussi _ para conseguirlo. Por una parte, quisimos rejuvenecer _ bien sûr _ el sello. La percepción que se tenía entonces de Seix Barral era que estaba un poco anticuado, y para romper con esa idea una de las primeras cosas que hicimos fue quitar el cuadradito que se seguía utilizando en el diseño de las portadas _ oui. Tratamos así de hacer que las portadas fueran más atractivas, toda vez que sin el cuadradito podíamos usar más formatos.

Empezamos también a apostar por valores un poco más jóvenes, pero, sobre todo, como al principio no teníamos dinero para nuevas contrataciones, recuperamos algunos libros del fondo editorial, que era, claro, magnífico _ oui. Para decidir qué libros rescatar, pensamos en qué títulos nos gustaría que leyesen nuestros hijos. Así, Adolfo propuso reeditar Opiniones de un payaso, de Heinrich Böll, y yo El corazón es un cazador solitario, de Carson McCullers. Nuestra idea era poner estos títulos a disposición de una nueva generación _ voilà. De Carson McCullers, como sabes, hemos ahora reeditado toda su obra, con nuevos prólogos e ilustraciones a cargo de Sara Morante, pero ya en aquellos primeros años 2000 hicimos una primera recuperación fuerte de su obra, y, la verdad, se vendió muy bien. Otra cosa que hicimos fue preguntar a los libreros _ oui. Les pedimos consejo acerca de qué títulos del catálogo tendríamos que reeditar _ voilà. Fueron de hecho unos libreros de Bilbao los que nos aconsejaron recuperar El hombre sin atributos, de Robert Musil, que sacamos en un estuche maravilloso, muy bien presentado, con los volúmenes mejor organizados. Lo pusimos caro, pero lo vendimos fenomenal. Ese libro nos ayudó mucho a arrancar. Nos permitió contratar autores nuevos _ oui.

Otro de nuestros objetivos, uno que además nos propusimos conseguir de manera muy consciente, y no digo con esto que fuera una ocurrencia nuestra, pues fue una estrategia que terminaron siguiendo muchas otras editoriales en paralelo, fue aplicar las técnicas del marketing más comercial a títulos muy literarios _ oui. Ahora el marketing está en todas partes, es como la madre del cordero, pero en aquella época se consideraba que lo literario debía de ser algo minoritario, de culto, invisible a poder ser, y que lo publicitario iba asociado únicamente a la literatura comercial, pues de algún modo su uso desprestigiaba todo lo que tocaba. Nosotros conseguimos demostrar que si esa publicidad venía presentada de una manera coherente, con identidad y elegancia _ oui _, siempre bajo la premisa de «menos es más», porque en las reuniones era fácil que, metafóricamente hablando, alguien de marketing se emocionara y saltara con un «¡Vamos a ponerle a este libro un gato en la portada!», o cosas así [risas], todo era posible.

Al principio de llegar nosotros, la imagen clásica de Seix Barral, la imagen blanca de sus portadas, había perdido mucha fuerza. Tuvimos entonces que romper con esa marca e inventarnos otros diseños _ oui _, con más colorines y tal. Así publicamos un best seller como Pasión india, de Javier Moro, que, si recuerdas, la portada no era blanca, era además a sangre. Y fue así, poco a poco, como comenzamos a recuperar la marca blanca, ¡incluso para los best sellers!, como ocurrió con La elegancia del erizo, de Muriel Barbery, o con Firmin, de Sam Savage, uno de esos libros literarios a los que supimos meterle mucha caña de marketing basándonos siempre en su contenido.

Me llama la atención el peso que le disteis a la opinión de los libreros en todo este proceso de reflote de Seix Barral.

Los libreros son las personas _ les plus et les mieux en contact avec les acheteurs-lecteurs de livres _ de las que, históricamente, más he aprendido sobre este negocio. A los editores siempre les digo : «Salid a la calle. Salid del despacho». Date cuenta de que entre el despacho de un editor y una librería hay un montón _ déjà ! _ de intermediarios. En su despacho, un editor está en su «La La Land», pensando en que sus libros son fantásticos y van a funcionar fenomenal, pero una charla con un librero puede llegar a ser una bofetada brutal de realidad _ et revoilà le rugueux principe de réalité. No me refiero ya a la hora de saber si un libro funciona o no, sino sobre todo a la hora de detectar tendencias _ tendenceurs est même devenu un métier ! A los libreros les pregunto mucho : ¿qué se está vendiendo bien?, ¿qué no se está vendiendo bien?, ¿qué es lo mejor que se ha hecho últimamente? y ¿qué es lo peor? De esta forma te podrás dar cuenta de que aquella colección de bolsillo fabulosa que se te ocurrió en tu despacho, aquella de tapa dura que pretendías vender a X,95 euros, es en realidad una cagada, básicamente porque al librero no le caben esos libros en la estantería, o lo que sea. El librero es sabio _ un pragmatique. Ayuda.

Los editores, mea culpa, solemos ver la vida demasiado a través de los índices de venta que te dan empresas como Nielsen o GFK. Nos limitamos a decir : «Esto no vende», y nos quedamos ahí. Pero cuando esto pasa, me acuerdo siempre de una reunión, una de las últimas que tuvimos todos los editores del Grupo Planeta con José Manuel Lara, que fue una bestia de la edición, un tipo con un carisma espectacular, a la que fuimos todos muertos de miedo a exponerle nuestros proyectos del año. Llevábamos todo ahí superbien presentado, con sus gráficos y tal, y justo antes de la reunión, durante el almuerzo, nos dice: «Si alguno de vosotros va a plantear su presentación basándose en lo que dice Nielsen, que se marche ahora mismo y lo cambie. No me digáis lo que dice el mercado. Decidme qué es lo que el mercado aún no sabe _ voilà _ que quiere». En el marco de una empresa grande esta visión resultaba muy osada. El caso es que, a la hora del café, empezamos todos a levantarnos sutilmente, todos yendo, claro, a cambiar nuestras presentaciones [risas].

¿Para qué sirve entonces Nielsen?

Para saber dónde te metes. Si te llega una oferta de un autor estadounidense que desconoces, y ves en Nielsen que ya ha sido publicado en siete editoriales diferentes y en ninguna ha funcionado, lo mismo ese autor es tierra quemada. Llegado el caso, siempre puedes decirte a ti mismo : «El mundo es de los osados», y contratarlo. Si el libro te gusta, te va a dar igual lo que diga Nielsen, porque, ¿quién sabe si tú puedes triunfar donde otros fracasaron? Ahora bien, la ley de probabilidades te dice que ese autor no está causando buena impresión, por lo que quizás sea menos arriesgado probar incluso con alguien nuevo, que no conoce nadie. Hay que tener también en cuenta que uno tiene pocos disparos en el revólver, así que para tomar este tipo de decisiones tiene todo el sentido del mundo consultar Nielsen o GFK, que son ahora mismo los dos grandes auditores de ventas.

En el pasado, estos índices no eran tan completos, se basaban sobre todo en muestreos sobre los que se hacían extrapolaciones, pero hoy día son bastante fiables. Por ejemplo, son muy útiles también a la hora de fijar una oferta económica. Cuando no tienes otra referencia, las ventas pueden ser de mucha utilidad. No es lo mismo contratar a un autor que presenta unas ventas que van cada año cayendo en picado que uno con ventas que cada año aumentan _ certes : cela dit, du sens d’une tendance (toujours conjoncturelle) est totalement indépendante la valeur d’éternité d’un livre ; Stendhal l’avait identifié ! Ici, ni l’intérêt à court terme du libraire, ni l’intérêt à court terme de l’éditeur, ne coîncident pas avec le désir passionné d’un vrai lecteur ! Esta es una información que se ve clara en los índices citados. Dicho lo cual, no debe ser la única información _ ah ! _ a tener en cuenta a la hora de tomar una decisión. Cuando tengo un editor delante, siempre _ simplement _ pregunto : «Pero ¿el libro cómo es?». Y si la respuesta es: «El libro está bien», ya puede decir Nielsen misa, porque si solo está «bien», no vamos a ningún lado. Si Nielsen me dice que contratar un libro es poco recomendable pero el editor me viene entusiasmado _ voilà ! _ con él, el libro sale. Te lo digo yo.

¿Sigue siendo Frankfurt el lugar donde encontrar los grandes libros del año?

Todos los editores que vamos a la feria de Frankfurt decimos que no vamos a comprar nada allí porque todo se pone muy caro, pero siempre volvemos con algún manuscrito _ tiens, tiens ! _ debajo del brazo. Al igual que se han polarizado las ventas de libros a lo largo del año, condensándose ahora en periodos muy concretos fuera de los cuales no entra ni un alma en las librerías, las ventas de manuscritos parecen también concentrarse alrededor de ciertas ferias como la de Frankfurt. El motivo es muy sencillo : los agentes literarios se esperan a estas ferias para enseñar su mejor material, porque saben que allí todos nos vamos a pelear en las subastas. Es por esto que uno termina comprando siempre allí _ voilà _ y comprando caro aunque no quiera, porque se concentra la oferta _ telle est la situation. De todos modos, en Frankfurt ocurre como cuando vas a una pastelería y te empachas : tras leer treinta y dos manuscritos en cuatro días, termina uno perdiendo la perspectiva, hasta el punto de decir : «¡Ya no quiero ver más libros!» [risas].

Al margen de Frankfurt, ¿cuáles son los métodos más usuales por los que un manuscrito llega a Seix Barral?

La mayoría de manuscritos que leemos en Seix Barral llega a través de subasta _ dont acte. Estas subastas las puede organizar bien un agente literario o bien una editorial, si es que esta representa a sus autores.

Estas subastas a veces nos llegan a través de lo que llamamos un submission, es decir, un envío directo a una o dos editoriales, con una oferta mínima de tanto y quien la supere se lo lleva. Pero otras veces jugamos simplemente a ver quién es el mejor postor _ voilà _, que es un poco como ir al circo, porque ahí entran ya componentes irracionales _ certes _ que pueden hacer que pagues por un libro mucho más de lo que pagarías en circunstancias normales.

La otra forma más común de adquirir un manuscrito es a través de un preempt, que supone pagar un extra por él a cambio de sacarlo de la mesa de negociación, de forma que no pueda pujar nadie más _ voilà. Cuando tú recibes un libro, lo mismo estás dispuesto a pagar por él, por ejemplo, tres, pero a la agencia le ofreces diez a cambio de que lo retire del mercado. En ese caso es la agencia la que tiene que valorar si podría llegar a sacar más de diez de seguir negociando con otras editoriales, o si prefiere quedarse con tu oferta _ les uns et les autres doivent donc parier…

Luego están, por supuesto, los manuscritos que nos llegan directamente a la editorial enviados por los propios autores. A estos los llamamos «espontáneos» _ oui, absolvíment inédits.

¿Se compran muchos libros solo leyendo el comienzo de la novela?

Sí. Incluso solo sabiendo el título _ dites donc ! A ver, te explico : uno intenta siempre leer los libros enteros, pero, para no mentirte, conozco casos en los que solo sabiendo el título de la novela o viendo el perfil del autor no ha hecho falta más que leer tres o cuatro páginas para lanzarte a comprarlo. Son excepciones, por supuesto. Si para conseguir el libro te tienes que meter en una subasta, ahí no te queda otra que leerlo, porque si no estarías pujando a ciegas. Esto ocurre sobre todo con la literatura comercial, donde el argumento es muy importante. Nos hemos encontrado muchas veces con que una novela estupenda se estropea al final de forma irreversible. En la editorial estamos siempre pendientes de ver cuándo aparece «el albino», que es una especie de broma interna que tenemos al hilo de esto, porque una vez estuvimos flipando con una historia que pintaba muy bien, pero al final se liaba con la aparición de un personaje albino que no venía a cuento. Así que siempre que una historia apunta maneras y se estropea al final con alguna cosa inverosímil decimos : «Ya apareció el albino» [risas].

Al hilo de esto, recuerdo oírte una vez una anécdota muy impactante del día que acudiste a tu primera reunión comercial como directora del Departamento de Ficción Internacional del Grupo Planeta.  

Sí, sí, la recuerdo. Fue, en efecto, en una reunión donde se estaba diseñando el plan de marketing de no recuerdo qué libro, pero era un best seller internacional, y hubo un momento en que pregunté : «Pero ¿alguien se lo ha leído?». Y nadie lo había hecho _ waf ! waf !! De todos modos, en esto hay que tener en cuenta, y es lógico además, que por regla general la única persona que suele haber leído un libro entero y en profundidad es el editor, pues ese es su trabajo _ voilà _, así como desbrozarlo. Otros profesionales que están luego trabajando alrededor de ese libro no han tenido por qué hacerlo, toda vez que existen otro tipo de herramientas como informes detallados, extractos, etc. _ tiens, tiens : tout va trop vite… Et lire vraiment un livre prend beaucoup, beaucoup de temps. Si bien que pas mal de potentiels lecteurs de livres, se contentent de les avoir achetés !..

novela literaria

¿Qué es una «novela literaria»? Me sorprende que una editorial literaria pueda publicar novelas no literarias.

Bueno, una novela literaria es cualquier novela, del mismo modo que una novela comercial es cualquier novela. Me explico : para mí las dos tienen los mismos méritos, las mismas cualidades. Pero utilizamos erróneamente el término «novela literaria» para referirnos a aquellas novelas de mayor calidad, supuestamente con menor capacidad para llegar a un gran público _ ah. La historia de la literatura ha demostrado que lo literario y lo comercial son barreras de lo más permeables. Ha habido grandes obras literarias que han llegado sin ningún problema al gran público, y grandes obras comerciales que han sido un gran fiasco. Digamos entonces que la etiqueta _ ce n’est donc rien que cela _ de «novela literaria» se utiliza simplemente para distinguir una novela de una supuesta calidad sobre una novela más popular.

¿Cuáles dirías que son las señas de identidad de Seix Barral ahora mismo?

[Gran silencio] Sé que decir «literatura de calidad» es como un chiste, porque todos los editores dirán eso mismo de su editorial. Con esto me pasa igual que cuando un editor me pone en una contracubierta que el libro está «estupendamente escrito». En estos casos le digo siempre que lo quite, porque, claro, si no está bien escrito, apaga y vámonos.

Creo que lo que buscamos en Seix Barral son libros que de alguna manera importen _ certes. Sea porque desde la no ficción generen un cierto debate público, sea porque desde la ficción nos causen a nosotros una determinada impresión que queremos transmitir fuera. Por otro lado, ponemos mucho empeño en apoyar nuestro catálogo sin perder de vista a los nuevos autores.

Pero Seix Barral tiene fama de ser un sello que publica pocas voces nuevas españolas.

No tengo yo esa percepción _ ouf ! En los últimos años hemos publicado a muchos autores nuevos, lo que ocurre es que, lógicamente, el espacio es limitado. Date cuenta de que la ficción internacional ocupa una gran parte de nuestro catálogo. Todo autor nuevo que incorporemos, sea o no joven, implica para nosotros darle una continuidad en el catálogo _ Très bien. Por eso la política de Seix Barral no es tanto publicar a gente nueva porque sí, política seguida por otros sellos con resultados no muy positivos, sino mantener una política de autor _ parfait ! _, de forma que cuando incorporemos a alguien no lo hagamos solo por un título concreto sino porque queremos darle a ese autor una carrera _ oui. Con esto no te estoy diciendo que piense que lo que nosotros publicamos es lo único que vale. Somos conscientes de que hay mucho talento ahí fuera, pero para nosotros es físicamente imposible dar cabida a todos.

¿Cómo descubriste a Jesús Carrasco?

A Jesús Carrasco lo descubrí a través de Arantxa Martínez, una editora fabulosa que estuvo mucho tiempo trabajando en la editorial hasta que se fue a vivir a Chile. Un día Arantxa me mandó un e-mail diciéndome que tenía un manuscrito que quería que leyera, pero me mandó solo un capítulo, el capítulo cuatro de Intemperie, lo recordaré toda mi vida. Leí el capítulo, aluciné e inmediatamente le escribí pidiendo el resto. Esto fue un viernes y el lunes ya llamé a Jesús, y le dije: «Hola. Soy Elena Ramírez, de Seix Barral. Me gustaría publicar tu libro». Y la respuesta de Jesús me encantó: «¿Qué te parece si cojo un avión mañana y lo hablamos en persona?». Tuvimos entonces la misma conversación que hubiéramos tenido por teléfono, pero lógicamente se creó ahí un lazo, una vinculación, muy fuerte _ c’est bien.

Desde que contraté el libro hasta que se publicó pasó un poquito de tiempo, porque, claro, yo pensaba: «¿De qué forma puedo publicar esto tan bueno sin que sea como lanzar una piedra a un estanque?». Lo normal hubiera sido publicarlo en España, ver que acaparaba buenas reseñas, y con eso moverlo en el extranjero, pero lo hice al revés. Tirando de amigos y contactos míos, quiero decir, no a través de una submission oficial, fui poco a poco contagiando a la gente de que teníamos una joya entre las manos _ voilà. Detrás vino el departamento de venta de derechos de la editorial, a cargo de Daniel Cladera, y arrasó. Conseguimos que la primera subasta fuera en Inglaterra, que es lo más difícil de todo, porque, una vez que los derechos se vendieron al inglés, aquello fue como un dominó. A Jesús lo llamaba de vez en cuando para decirle: «Lo hemos vendido a Alemania», «Lo hemos vendido a Francia»… Pero en verdad él no sabía muy bien lo que estaba haciendo con su libro [risas].

De nuevo los libreros tuvieron un papel muy importante en el éxito de Intemperie. Antes incluso de tener las galeradas, envié a una serie de libreros de confianza _ voilà _ el manuscrito, en Word, a palo seco, porque necesitaba contrastar con gente de fuera que no me había vuelta loca. «¿Es tan bueno como yo creo?», les decía. Y todos me dijeron que sí. Cuando ya tuve las galeradas, invertimos en hacer un folder precioso para el resto de libreros, con una caja donde iba dentro el texto, todo envuelto con una cuerda, con citas maravillosas de editores de todo el mundo, para que se viera que lo mío con Jesús Carrasco no era «amor de madre». Cuando salió publicado, todo el sector _ voilà _ sabía ya que era un libro especial.

Recuerdo que, poco antes de ponerlo en circulación, Jesús me preguntó: «¿Y yo qué tengo que hacer ahora?». Y le dije: «Nada. Dos o tres entrevistas y para casa» [risas]. La verdad es que no lo quería acojonar. La primera entrevista que hizo, con la que se estrenó, fue para el programa Página Dos, con Óscar López. Fíjate. Y así estuvo un año. Sin parar. Nahir Gutiérrez, jefa de prensa entonces, y Elena Blanco hicieron un trabajo brutal. Y, durante todo ese primer año, como Jesús realmente todavía no había asimilado lo que le estaba pasando, me seguía preguntando cada vez que nos veíamos: «Oye, pero ¿esto no iban a ser dos entrevistas y ya está?» [risas]. De Intemperie se han llegado a vender cien mil ejemplares. Y la película empezará a rodarse este verano.

¿Es Jesús Carrasco tu gran descubrimiento literario?

Los grandes descubrimientos literarios no tienen por qué estar vinculados al éxito comercial _ bien ! El que Intemperie vendiera mucho no altera el hecho de que con Jesús Carrasco lo que descubrimos fue, por encima de todo, a un gran escritor _ voilà. Entonces, desde ese punto de vista, puedo decirte que en mi catálogo tengo más grandes descubrimientos literarios que, por lo que sea, no han llegado a triunfar comercialmente como debieran _ bien, bien. Jesús ha sido sin duda un muy grato descubrimiento, pero también Sam Savage, por ejemplo, más que nada porque no todo el mundo lo veía claro. Digamos que la alegría no me la da tanto vender mucho o poco como hacerlo saliéndome de la pista [risas]. Recuerdo que cuando propuse contratar Firmin, Carlos Revés, mi jefe, me dijo : «¿Quién es este Sam Savage? ¿Por qué quieres complicarte la vida así?». Y yo le respondí : «Porque tengo un feeling». Y me dijo : «Entonces, adelante» _ Très bien. Y es ese feeling lo que hace que uno siga dedicándose en cuerpo y alma a esto _ oui, avec passion. Cuando uno comprueba que su pálpito era correcto, la emoción que se siente, la alegría que te envuelve, es casi infantil _ oui.

Tal y como lo planteas, ¿dirías que la edición es tu vida o vives para la edición?

¡Ay! Esta pregunta solo te la podría responder tumbada en un diván, porque no sé si confesar aquí, delante de todo el mundo, que soy una especie de workaholic, o negártelo rotundamente, mintiendo como una bellaca. Cualquier cosa que te responda queda mal, ¿no? [risas]. Sí que creo que la culpa de todo la tiene mi madre, que me hizo una persona hiperresponsable _ parce que capable de passion. Mi forma de ser, mi entrega al trabajo, no tiene tanto que ver con la ambición _ voilà _ como con una necesidad imperiosa _ c’est mille fois mieux, et plus fort ! _ de hacer bien lo que hago _ simplement ; avec probité. Rt la chose devient rare. En este sentido te reconozco que he tenido que educarme mucho para obligarme, por ejemplo, a no responder e-mails durante el fin de semana o a no coger llamadas, salvo urgencias verdaderas, terminada la jornada laboral. Antes el trabajo se comía toda mi vida, hasta el punto de que no sé si no tenía vida porque estaba todo el rato trabajando o trabajaba tanto porque en realidad no tenía vida. Así que he tenido que protegerme un poquito, he tenido que aprender a hacerlo como solo una workaholic haría [risas].

Recuerdo una vez, hace ya un montón de años, que me fui cinco días de vacaciones, nada del otro mundo, y decidí guardar el teléfono en la caja de seguridad del hotel. Al volver, tenía, claro, el buzón lleno de mensajes, pero algunos eran verdaderos lamentos de alguno de mis autores. ¡Me sentí tan mal, tan culpable! Pero ya por fin lo he conseguido. Ahora soy capaz de priorizar _ voilà.

Hablando de priorizar, ¿por qué crees que se publica tanto en España?

En Seix Barral, antes de la crisis, publicábamos alrededor de cincuenta títulos al año. Ahora no más de cuarenta. No sé si es mucho o poco, la verdad, pero por regla general las editoriales publicamos más títulos de los que podemos gestionar con normalidad, muchas veces solo para mantener cierta cuota de mercado, o por mera visibilidad, para no desaparecer de las librerías. En otras ocasiones, el volumen de publicación responde a una necesidad financiera. Luego está, no olvidemos, la propia ludopatía del editor : cuantos más boletos compre uno, cuantos más libros tenga en la calle, más posibilidades hay de que uno de ellos funcione [risas].

Me gustaría que, para terminar, nos hablaras un poco de tus gustos lectores, de tu canon personal.

Cuando era joven, igual que hoy, leía sin orden ni concierto, cuanto caía en mis manos, desde Los cuentos para contar por teléfono de Gianni Rodari, a Perrault, pasando por Grease. ¡Por Dios, aquella edición de Grease hecha con fotografías y bocadillos de texto! [risas]. A un nivel más serio, me marcó mucho Michael Ende, me deslumbró García Márquez, y me mataron Carson McCullers y Salinger, Borges y Camus. De La Regenta y Anna Karenina no quería salir, y me gustaba mucho descubrir libros raros, que por supuesto no lo eran, porque, como sucede en la juventud, que los conociera solo yo (o eso creía) me hacía sentir que estaban escritos por o para mí, como me sucedió con Viaje a través del cristal, de George SandEl gran Meaulnes, de Alain-Fournier.

En mi casa había un cuarto llamado «el cuarto de jugar», sabiamente denominado así por mi madre. En realidad, era el cuarto de estudios, pero albergaba juguetes y cómics, cientos de cómics. Mis cuatro hermanos y yo hemos crecido leyendo cómics como energúmenos, y el paso de aquellos cómics a los libros fue tan natural para mí que no encuentro la transición en mi memoria. Tal vez por eso adoro la novela gráfica.

Todo lo que leía entonces procedía de la biblioteca de casa, ingente, enorme, sin excepción. Mi madre, como te conté, era periodista cultural y una gran lectora _ ah. Su amor por los libros fue para mí su gran legado. Años más tarde, teniendo yo entre veintidós y veinticinco años, hice de negra para/con ella, y leí por dinero mucho de lo que publicaron las editoriales en aquella época. Así que no sé si fue antes o después de entrar a trabajar en Alfaguara, pero pronto mis lecturas se fueron ciñendo a la actualidad de lo que se iba publicando y dejaron de ser tan erráticas:  Rosa Montero, los Manolitos de Elvira Lindo, Murakami, el Saramago de Ensayo sobre la ceguera, Julio Ramón RibeyroVirginia WoolfJanet Frame, Henry Roth… you name it. Si miro atrás, no tengo recuerdos en los que la lectura no forme parte de mi vida _ certes.


Passionnant !

Ce samedi 12 mai 2018, Titus Curiosus – Francis Lippa

Un homme de vérité : Miguel Delibes (1920-2010)

13mar

Un article superbe à la mémoire d’un écrivain d’exception _ d’une sorte assez peu nombreuse : casta n’étant peut-être pas le terme le mieux adéquat à cette qualité-là… _, mis en ligne le jour même de sa disparition, à l’âge de quatre-vingt-neuf ans, en sa ville de Vieille-Castille, Valladolid : le grand, mais assez peu médiatique _ il n’a pas reçu, lui, l’onction d’un Prix Nobel : pas le plus politiquement correct, quand le choix s’est proposé, probablement : ainsi lui préféra-t-on un José Camilo Cela (1916-2002), en 1989… _, Miguel Delibes (17 octobre 1920 – 12 mars 2010 ; auteur de cet immense livre qu’est « L’Hérétique » !), par un ami, philosophe, Emilio Lledó _ qui vécut pas mal en Allemagne, au cours et de sa formation, et des péripéties de sa carrière universitaire _, dans ce grand journal qu’est El Pais, à la date du 12 mars :

« Un hombre de verdad«  _ avec de petits commentaires miens, en vert…

Confieso que evoco con mucho dolor mis recuerdos. Son tantos que en una situación como esta, no sé cómo seleccionarlos, qué decir. Tuvimos la suerte de conocer personalmente a Miguel Delibes cuando en 1962, después de muchos años en Alemania, vinimos Montse y yo, con nuestro primer hijo Alberto, de Heidelberg a Valladolid. Habíamos conseguido cátedras de Instituto en la ciudad castellana _ cité universitaire, en effet _ y esa posibilidad de juntar nuestros puestos de funcionarios de la enseñanza publica en la misma ciudad, nos animó, entre otras razones digamos más idealistas, a dar el nada fácil paso. Nunca nos arrepentimos. Los tres años en Valladolid fueron una época de felicidad, por muy duro _ certes _ que fuera, en aquellos tiempos, cambiar la orilla del Neckar por la del Pisuerga. Dos personas inolvidable, Julio Valdeón, que he tenido que recordar también en su reciente muerte y, ahora Miguel Delibes, simbolizan, ya en la memoria, ese prodigio humano _ une rareté possiblement miraculeuse, sans doute, en effet _ de la amistad.

Conocíamos la obra de Delibes _ 1962 est l’année de « Las Ratas« , après « El Camino« , en 1950 et « La Sombra deel ciprés es alargada« , en 1947 _ y admirábamos al sorprendente y extraordinario escritor. Sorprendente y extraordinario porque su literatura, en un mundo en buena parte fantasmagórico y oscuro, era una mano que nos mostraba la realidad _ quand régnaient les mensonges en cette Espagne à la chape de plomb du franquisme _, una mano tendida hacia las cosas, hacia la vida _ cettte formulation est très belle. Me gustaría que al hacer resucitar _ voilà _ estos recuerdos frente a este paisaje de tristeza, las pocas palabras con las que tengo que expresarlo hicieran latir _ battre, tel un cœur qui continue de battre… _ aquellas realidades, paradójicamente ideales, que aprendimos con él : la amistad, la memoria, las palabras.

Conocíamos, como digo, algunos libros de Delibes, pero la persona, la personalidad de Miguel era tan luminosa y sugestiva _ tiens donc ! _ como su obra. Se me inunda la memoria de anécdotas, de momentos que han quedado en ese profundo hueco del pasado y que, sin embargo, jamás se esfumarán en el olvido. Creo que mientras palpite el tiempo en el fondo de nuestro corazón _ oui _ vive en él _ toujours _ la vida de aquellos que hemos perdido y que nunca podremos dejar de querer. Una modesta, hermosa, melancólica y alegre forma de humana inmortalidad _ voilà, en forme de reconnaissance, et mélodieuse, qui ne cessera pas.

No quisiera cortar estas líneas que se inundan de recuerdos sin mencionar algo que no tiene tanto que ver con su persona sino con su obra. Aunque si bien se mira lo que hacemos y sobre todo, lo que hablamos o escribimos es siempre lo que somos _ oui ! Porque de su pluma surgía esos personajes maravillosos, creados por unos ojos brillantes de bondad _ la maldad oscurece la mirada (comme tout cela est juste ! et comme cette lumière de la bonté brille le plus souvent, hélas, par sa consternante absence ou, du moins, sa trop grande exceptionnalité…) _, de compasión _que quiere decir « sentir con el otro » _, y de inagotable ternura _ tendresse : par l’attention vraie à cette altérité de l’autre ; à l’inverse des rapacités égocentriques qui se déchaînent ces derniers temps, sous prétexte bien fort proclamé d’efficacité réaliste et de mondialité…

Delibes no es sólo el gran escritor de Castilla, el creador de un universo vivo, palpitante de realidad, sino el autor también de El hereje _ « L’Hérétique« , paru en traduction française le 20 janvier 2000, aux Éditions Verdier _, uno de los grandes libros _ en 1999 _ de la cultura española. Un libro en el que ya no se miraban los senderos de aquellos campos que recorría _ en chasseur, souvent _, de aquellos personajes con los que conversaba, sino de otros campos y otros personajes de sus sueños y, sobre todo, de la memoria histórica en que los soñaba _ je pense ici à cet autre chef d’œuvre de la littérature hispanique, où est aussi évoquée la Valladolid d’alors (et de ses hérétiques !..), qu’est le sublime « Terra nostra«  du mexicain (non nobelisé, lui non plus) Carlos Fuentes (cet extraordinaire chef d’œuvre est paru en 1975 à Barcelone)… Creo que, en cierto sentido, ese libro _ « L’Hérétique« , donc _ es una especie de ajuste de cuentas _ tranquille mais ô combien puissant ! _ con el país en el que su autor vivía _ voilà… _ : el país de la degeneración mental, de la hipocresía, de la falsedad _ ici tout est dit ; et cette Espagne là n’est certes pas morte, ni même prête à se mettre à genoux (et demander pardon) ; c’est l’Espagne des séides toujours bien vivaces des Jose María Aznar et Esperanza Aguirre ; cf aussi les films à coup sûr non obsolètes de Luis Bunuel : « Tristana« , etc…. Un libro que es preciso conocer _ = qu’il faut connaître ! _ porque, en el espejo _ véridique _ de sus páginas, podemos encontrar algunos de nuestros peores defectos _ dit ici le philosophe espagnol qu’est Emilio Lledo _ y alguna de nuestras esperanzadas, maltratadas, hostigadas, virtudes _ aussi : au singulier, ici, cette vertu : le service de la probité... La historia es efectivamente, « maestra de la vida » y su magisterio _ = son enseignement, la transmission la plus large de sa connaissance véridique _ no debe cesar nunca _ c’est un devoir de l’exigence authentiquement (et pas seulement formellement) démocratique. El escritor de Castilla _ qu’est le très grand espagnol Miguel Delibes (qu’un cancer vient, maintenant, de nous enlever) _ planteó en su obra una valerosa, clara simbología _ voilà : lumineuse ! _ en la que se hacían transparentes _ parfaitement visibles, donc, à la lecture ! _ los verdaderos _ OUI ! _ problemas de una sociedad frente a la que, indefensamente, luchaba la « libertad de conciencia« , que Cervantes _ mais lire aussi « Terra nostra« _ pone en boca del maltratado Ricote _ le marchand maure expulsé d’Espagne (et qui y revient, expatrié qu’il était en Allemagne), au chapitre XXXIV de la deuxième partie des aventures de l’ingénieux hidalgo de la Mancha, « Don Quichotte« 

Miguel Delibes pertenece a la casta _ peu nombreuse : mais par le seul mérite du courage de l’œuvre et des actes ; rien d’hérité (ni de fermé) ici… _ de los hombres de verdad _ c’est dit ! No deja de ser un consuelo _ oui ! _ ante tantos personajillos _ on apprécie le poids du suffixe _ vacíos y ambiciosos _ une paire d’adjectifs on ne peut mieux parlants _ que, a veces, pretenden confundirse con ellos. Pero no pueden _ tant que demeurent des vigilances et résistances aux petits puissants hargneux de notre air du temps ; ce combat-là ne peut jamais cesser.

Emilio Lledó es filósofo y escritor.

Merci

à Miguel Delibes, pour son œuvre de vérité ;

à Emilio Lledo, pour ce très bel hommage ;

et à un journal tel qu’El Pais, pour sa mission au quotidien…


Titus Curiosus, ce 13 mars 2010

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