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La bibliothèque de 14 000 livres de Carlos Fuentes : ce qu’en dit sa veuve, Silvia Lemus

07juil

Dans El Pais du 4 juillet dernier,

un très intéressant article intitulé La biblioteca superviviente de Carlos Fuentes,

par David Marcial Perez,

et qui donne la parole à la veuve de l’écrivain (Panama, 11 novembre 1928 – Mexico, 15 mai 2012),

Silvia Lemus (née en 1945) ;

dont j’avais remarqué la vidéo d’un remarquable entretien, en 1998,

avec mon cousin l’écrivain argentin Adolfo Bioy Casares

(Buenos Aires, 15 septembre 1914 – Buenos Aires, 8 mars 1999).

….

Voici donc cet article,

qui, au passage, évoque aussi Bioy et Silvina Ocampo.

La biblioteca superviviente de Carlos Fuentes

 

EL PAÍS entra en la casa del escritor mexicano, donde aún permanece su colección personal : 14.000 libros. Es uno de sus pocos archivos que no tendrá como destino la Universidad de Princeton

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La periodista Silvia Lemus, en la biblioteca del escritor Carlos Fuentes.MÓNICA GONZÁLEZ 
DAVID MARCIAL PÉREZ

México – 05 JUL 2020 – 00:30 CEST

Pocos días antes de morir _ le 15 mai 2012 _, Carlos Fuentes escribió el esqueleto de lo que podría haberse convertido en su próxima novela. En una hoja de papel con fecha de mayo de 2012 fue apuntando a mano, con bolígrafo negro, una lista de 28 escenas y personajes: “el baile del centenario”, “Madero”, “la madrugada”, “madre-hijo”. Al terminar, grapó la cuartilla a la pared de su escritorio. Aquella hoja sigue en el mismo lugar ocho años después. En el hueco de la estantería, detrás de la silla de trabajo. Encima del fax, sobre los dos retratos enmarcados de sus padres y al lado de unas viñetas gráficas del New Yorker. Uno de los estilizados chistes recortados del semanario en el que un hombre entra a una peluquería a cortarse el cabello y cuando termina sale de la tienda sin cabeza.

En los cajones también están sus plumas, rotuladores, marcadores de hojas y hasta un hatillo de antifaces para dormir. Una pila de libros, algunos en doble y triple fila, cubren la mesa de madera en forma de ele. “Siempre trabajaba en un huequito a pesar de la mesa grande que le compré. Quién sabe por qué. Manías de escritor”, explica sentada en la silla de trabajo de su marido Silvia Lemus, su esposa durante los últimos 40 años _ depuis 1973 _ y albacea de su legado. Mientras nos explica más anécdotas, Lemus intenta echar el respaldo de la silla para atrás sin conseguirlo: “Al no usarla nadie desde hace ocho años, está tiesa”.

Como si el tiempo se hubiera detenido aquel 15 de mayo de 2012, todo está prácticamente igual en el escritorio de uno los grandes nombres del boom latinoamericano. Incluida la extensa biblioteca _ qui m’évoque tout aussitôt l’extraordinaire bibliothèque de Bioy en son célèbre appartement de la Calle Posadas, dans le quartier de la Recoleta, à Buenos Aires _ que se abre a la izquierda colonizando la pared de la habitación del estudio. Ocho filas de estanterías que van del suelo al techo. Es la zona de ensayos: filosofía, antropología, historia. Otras dos hileras ocupan el espacio de la esquina con traducciones al indio, al polaco o al chino de sus propias obras La muerte de Artemio CruzAuraTerra Nostra _ un sidérant chef d’œuvre !  Solo queda libre una pared con diplomas, la puerta y el ventanal que da paso a la azotea de la vivienda. Más de 14.000 títulos repartidos por toda la casa. Una elegante y ascética construcción de Luis Barragán, el único premio Pritzker mexicano, en un barrio residencial del sur de la Ciudad de México, donde se asentó la pareja tras los diferentes destinos del escritor como diplomático mexicano : París, Washington o Londres. En el apartamento que Lemus aún conserva en la capital inglesa hay otros 8.000 volúmenes.

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Diferentes traducciones de la novela de Fuentes, ‘Aura’.MÓNICA GONZÁLEZ

Dos veces a la semana, una bibliotecaria viene a la casa de los Fuentes a poner orden en el caudal de libros. La colección es uno de los pocos supervivientes del acervo del premio Cervantes mexicano. Casi todo el archivo está ya a resguardo en la Universidad de Princeton por deseo expreso del propio autor. De hecho, los envíos a la universidad estadounidense, donde fue profesor durante la década de los ochenta, aún no han finalizado. Los otras dos habitaciones del estudio guardan cajas y cajas de material. En uno de los archivadores se lee : “Correspondencia 1943-2012. Revisar y enviar a Princeton”.

Silvia Lemus tiene, sin embargo, otros planes para la biblioteca. “Vamos a donarla a la Universidad Veracruzana. Su familia paterna viene de allí”. La decisión también la dejó encargada en vida el autor. El nuevo fondo universitario llevará por nombre Biblioteca Carlos Fuentes Lemus. Su bisabuelo fue un migrante alemán que en el siglo XIX fundó una hacienda cafetalera en el lago de Catemaco. Su padre, ya veracruzano, fue también diplomático. En una de sus primeras paradas internacionales, en Panamá, nacería el escritor en 1928 _ le 11 novembre 1928. En Brasil, mientras su padre trabaja como secretario del embajador, ensayista, narrador y poeta Alfonso Reyes ; el hijo, como él mismo solía contar, aprendió “a ser novelista sentado en las rodillas” del prototipo de intelectual liberal mexicano.

De la larga tradición de escritores-diplomáticos también formó parte Octavio Paz. Ambos se conocieron en París, en 1950, cuando Fuentes tenía 21 años y el futuro Nobel mexicano 35. “Nos hicimos amigos inmediatamente”, cuenta el propio Fuentes en A viva voz, un compendio de conferencias y otros textos sobre literatura publicado por Alfaguara a finales del año pasado. Junto a Elena Garro, Bioy Casares o Silvina Ocampo _ et voici mon cousin et son épouse _, los dos amigos salían de fiesta por los cabarets de Saint-Germain-des-Prés, “donde Albert Camus demostraba ser un gran bailarín de boogie y donde Luis Buñuel regresaba al triunfo de Los olvidados en Cannes”. Cinco años después, ya en México, continuaron las correrías : “organizábamos fiestas toga parties con muchachas muy guapas”. Eran los días de vino y togas, antes del giro conservador de Paz, que lo alejó de Fuentes y tantos otros escritores latinoamericanos. “Aun así —recuerda hoy Lemus— fue un amigo a quien siempre quiso. Lo quiso de verdad”.

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La máquina de escribir Olivetti Lettera 30 de Carlos Fuentes. MÓNICA GONZÁLEZ

En uno de los pocos huecos sin libros en las paredes del estudio hay cinco fotografías enmarcadas de algunos de sus escritores fetiche : Balzac, Kafka, Faulkner, Poe y Melville. A casi todos dedicó el autor mexicano reflexiones y alabanzas. En su libro de conferencias, se centra en una de las primeras novelas de la serie La Comedia Humana, de Honoré de Balzac. El protagonista _ de La Peau de chagrin _ es un joven que recibe de un viejo anticuario una extraña piel con poderes mágicos. Un vehículo para abordar la ambición, la miseria, el ascenso social, o la corrupción como ingredientes del naciente capitalismo. Temas centrales en la novela naturalista y que, de alguna manera, Fuentes integró también en su narrativa. A modo de lección, reflexiona en su ensayo : “Acaso el protagonista balzaciano sea el primer héroe del absurdo moderno”.

De Herman Melville, dice que “la loca cacería de la ballena blanca por el capitán Ahab _ de Moby Dick _ revela el desastre al que puede conducirel orgullo fatal” de un hombre y un país que se despiden de su inocencia”. Una alegoría universal, pero que resuena con fuerza al analizar el México posrevolucionario y la vileza de sus caudillos, núcleo central de La muerte de Artemio Cruz. Sobre Faulkner, del que tanto bebieron los exponentes del boom, destaca la importancia del territorio mítico de sus novelas, el condado de Yoknapatawpha, perdido en algún lugar del sur profundo de EE UU. Y subraya: “Como en los casos de la Comala de Rulfo y el Macondo de García Márquez, a mayor intensidad local corresponde mayor significancia universal”.

Las notas sobre sus lecturas solía apuntarlas a mano, sobre las mismas hojas de los libros o en cuadernos. “Vivíamos siempre rodeados de libros. Los subrayaba, escribía en el margen y utilizaba códigos. Algún día se descifrarán sus garabatillos”, apunta Lemus con una sonrisa. Luego, sale del estudio a la terraza y por unos escalones a la derecha baja directamente al dormitorio. También aquí hay libros. En las dos mesillas de noche. En la del lado derecho de la cama, el lado de Fuentes, todo sigue también intacto desde hace ocho años. La lámpara y los cinco libros : Un ensayo de Orson Wells, otro sobre Faulkner, una antología de poemas de León Felipe, otra de poesía Latinoamericana y una novela policíaca. “La novela negra —explica Lemus— le ayudaba a dormir”.

 

Voilà.

Ce mardi 7 juillet 2020, Titus Curiosus – Francis Lippa

La respiration océanique de Silvia Baron Supervielle en son « En marge », en contrechant des toiles ouvertes et nettes de son amie peintre Geneviève Asse

01juil

La collection Points-Seuil s’enrichit,

ce mois de mai 2020,

d’une importante édition, de 720 pages, de « Poèmes choisis » _ à méditer ! _ de Silvia Baron Supervielle,

réunis sous le titre de En marge (Points-Seuil P5212) ;

et avec une lucidissime préface parfaite _  de 7 pages, sans gras, et tirée au cordeau _ de René de Ceccatty,

intitulée _ coucou, Yves Bonnefoy _  « L’arrière-pays« …

Ces poèmes ont tous été écrits en français ;

mais certains d’entre eux ont déjà connu l’honneur d’une parution en recueil, à Buenos-Aires, en 2013, aux Éditions Adriana Hidalgo,

en une édition bilingue français – espagnol (traduits, pour cette occasion-là, du français).

Cette édition-ci, En marge,

reprend l’écriture originelle des poèmes, en français

_ parus, isolés, dans des revues, seulement,

ou bien en de précédents recueils : Lectures du vent, en 1988 ; L’Eau étrangère, en 1993 ; Après le pas, en 1997 ; Essais pour un espace, en 2001 ; Pages de voyage, en 2004 ; Autour du vide, en 2008 ; et Sur le fleuve, en 2013 _ ;

mais leur sélection, ici, par l’auteur, est « sensiblement différente » de celle de 2013.

La préface de René de Ceccatty,

toujours magnifiquement analytique et synthétique tout à la fois,

saisit d’emblée l’idiosyncrasie de la poïétique même de Silvia Baron Supervielle ;

qui ne distingue pas vraiment ce qui est prose ou poésie en son œuvre ;

et qui,

par son inscription _ particulièrement choisie _  dans l’espace à la fois très ouvert et délimité de la page

_ mais avec beaucoup de blanc : pour la respiration… _,

trouve un contrechant avec l’œuvre si singulière et tout simplement belle

des tableaux si impressionnants en leur sobriété et nuances de couleur

de son amie peintre Geneviève Asse.

Une parution poétique marquante,

et singulière ;

œuvre de toute une vie de respiration par et dans la poïesis même de l’écriture ;

ainsi que son inscription géographique

_ sur et dans la page, qui en est comme soulevée de mille brises océaniques et/ou souffles de chair _

à la fois ferme et nette,

et aussi estompée,

livrée, page après page, au lecteur fasciné et rêveur du livre.

Ce mercredi 1er juillet 2020, Titus Curiosus – Francis Lippa

Une interview de Bioy chez lui, dans sa bibliothèque, en 1998

06déc

Mon cousin toulousain

m’adresse une interview d’Adolfo Bioy Casares

_ cousin au second degré de son père Edouard Bioy et de ma mère Marie-France Bioy ;

dont les pères respectifs, les frères Antoine et Paul Bioy Daguzan, étaient cousins germains d’Adolfo Bioy Domecq ;

Antoine Bioy Daguzan est né le 9 juin 1872 à Oloron ; Paul Bioy Daguzan, le 25 avril 1878 à Oloron ; et Adolfo Bioy Domecq, le 27 juillet 1882 à Pardo, province de Buenos Aires ;

Antoine et Paul étaient fils de Marcelin Bioy Cazamayou, né à Oloron le 14 avril 1840 ; et Adolfo, fils de Jean-Baptiste Bioy Cazamayou, né à Oloron, le 6 août 1838 ;

le père des frères Jean-Baptiste et Marcelin Bioy Cazamayou, Antoine Bioy Croharé (l’ancêtre commun aux Bioy d’Argentine et de France !), était né, lui, à Oloron le 7 décembre 1809 _

que j’ignorais,

filmée en son domicile, Calle Posadas à Buenos Aires, en 1998

_ l’année qui précéda sa mort le 8 mars 1999 _,

dans sa _ fameuse _ bibliothèque.

La vidéo de l’interview _ on ne sait hélas pas qui est l’interviewer _ de Bazar TV

comporte trois volets,

respectivement de 6’28 _ « sobre la pasión, la muerte, sus novelas y el cine«  _,

7’49 _ « sobre Borges, Silvina Ocampo y sus amores de juventud«  _,

et 5’25 _ « sobre Jorge Luis Borges« 

Même affaibli par la maladie

qui n’allait pas tarder à l’abattre,

Bioy

est toujours élégant, humble, avec beaucoup d’humour,

et lucidissime.

Et avec le bleu transparent de son regard 

malicieux

et stoïque.

Ce vendredi 6 décembre 2019, Titus Curiosus – Francis Lippa

Un entretien de Silvia Baron Supervielle avec Adolfo Bioy Casares, à Paris, en 1991 ou 1992…

04déc

PROMENADE AVEC ADOLFO BIOY CASARES
 
L’auteur de L’Invention de Morel, l’arbitre du réel et de l’imaginaire, est de passage à Paris. Je vais le prendre à l’hôtel pour faire une promenade dans la ville qui lui est chère. Ses yeux transparents parcourent les façades, se fixent dans sa pensée à mesure que nos pas s’arrêtent, reprennent lentement au rythme du dialogue :
 
S.B.S. : _ Les deux derniers livres de vous qui ont été publiés en France, Une Poupée russe et Un Photographe à La Plata, bien qu’ils soient l’un un roman et l’autre un livre de nouvelles, ont l’air d’appartenir au même genre, n’est-ce pas ?
 
A.B. C. : _ C’est vrai. Mes romans sont plutôt de longues nouvelles. Pourtant, lorsque j’écris une nouvelle, mon texte se resserre au lieu de se ramifier. Le roman m’intimide, et parfois me décourage. Dans les nouvelles, je me sens chez moi. Le thème de Un Photographe à La Plata m’a suivi longtemps. Les lecteurs argentins ont été désarçonnés. Ils espéraient une fin heureuse. Par contre, en Espagne le livre a connu un grand succès. Des livres bien accueillis à Buenos Aires ne le sont pas en France ou en Allemagne. Il est curieux de constater qu’en franchissant la ligne imaginaire de la frontière, la langue et les esprits se transforment. Chaque peuple est différent.
 
S.B.S. : _ Chacune de vos nouvelles est différente aussi. A l’exception du protagoniste…
 
A.B.C. : _ Qui ne change pas, oui. Je me suis attaché à lui. C’est un esprit limité. Cela me plaît. J’aime ses manques, ses perplexités, ses craintes, ses indolences, ses échecs. Il s’accorde peut-être à mes histoires. Certains écrivains, comme Dickens, sont capables d’inventer des personnages à l’infini. Moi, j’invente les rôles secondaires, mais le héros reste toujours confortablement le même.
 
S.B.S. : _ Le héros reste toujours un homme.
 
A.B.C. : _ Je n’avais pas remarqué. Peut-être je ne suis pas digne d’écrire un livre où la femme est au centre. Il est plus aisé d’écrire péjorativement. De donner à l’histoire une fin triste et non heureuse. Mon héros se suicide souvent. Ma pensée est pessimiste et mon humeur optimiste. La vie est un passe-temps frivole avec une fin tragique. Dieu sait si j’aime les femmes. Ma vie n’aurait pas de sens sans les femmes. Ma littérature, il est vrai, ne leur rend pas justice.
 
S.B.S : _ Quelque chose les empêche d’avancer sur la scène…
 
A.B.C : _ Les situations sont provoquées par elles. Toujours l’amour pour une femme. L’intensité n’est pas facile. L’amour intense. Le personnage intense. En parlant des sœurs Brontë, de Charlotte je crois, George Moore disait qu’elles étaient intenses ; et il ajoute que l’intensité n’est pas une vertu importante dans la littérature, bien qu’elle soit rare. La littérature intense n’est pas prolixe.
 
S.B.S. : _ Par l’intrigue et par la construction, vos livres font penser à des romans policiers du cinéma en noir et blanc, où le banal est au service du fantastique.
 
A.B.C. : _ Je suis toujours un lecteur de romans policiers. Ils m’ont appris à construire mes livres. En plus, ils font partie de la poétique d’Horace. Le cinéma est une de mes passions. Stevenson disait que les récits doivent être doués d’images, de scènes vivantes, comme au théâtre. J’ai suivi son conseil. Si ce n’est que pour moi, les scènes se déroulent sur l’écran. Mes souvenirs ressemblent à des films. J’aimerais que la fin du monde me surprenne dans une salle de cinéma. Rien que d’y pénétrer, je ressens du bonheur. Mais je ne vais presque plus au cinéma. J’ai observé que mes contemporains ont pris l’habitude de mourir. Avant de les suivre, je voudrais écrire les trois romans et les quatorze nouvelles  que j’ai dans la tête.
 
S.B.S. : _ Avec des dialogues au premier plan ?
 
A.B.C. : _ Je ne sais pas, je ne sais pas… Avant, je n’écrivais pas avec autant de dialogues. Depuis, j’ai appris à m’en servir. Il me semble qu’ils relâchent la tension. La manière orale produit une détente qui, sans détourner l’attention du lecteur, rend la lecture plus agréable.
 
S.B.S. : _ Aimez-vous la littérature américaine autant que l’anglaise ?
 
A.B.C. : _ Non, je la connais mal. De Hemingway, Les Vertes collines d’Afrique. De Faulkner, les romans policiers. Des anglais, je relis Bothwell, Hume, George Moore, Conrad, et j’ai beaucoup lu Wells. Je me sens proche de la littérature italienne, mais les auteurs que je relis sont Stendhal, Voltaire, Benjamin Constant.
 
S.B.S. : _ Quels furent vos rapports avec Roger Caillois lorqu’il se trouvait en Argentine ?
 
A.B.C. : _ Je regrette : une antipathie partagée.
 
S.B.S. : _ Vous avez écrit des textes avec Borges, et vos œuvres ont des similitudes. Comment cet univers est-il né entre vous ? 
 
A.B.C. : _ Je suis un ami de Borges depuis 1932. Je n’exagère pas en disant qu’on se voyait quotidiennement. On ne se séparait de lui, Silvina et moi, que durant la période d’été. Parfois il venait aussi nous rejoindre à Mar del Plata. A Buenos Aires, il dînait à la maison pratiquement tous les soirs. Après le repas, on se racontait mutuellement des histoires. Sauf que je ne lui lisais pas ce que j’écrivais, et qu’il ne me lisait pas ses textes. Nous avions l’habitude de nous communiquer l’un à l’autre des anecdotes, des récits, les poèmes qui nous venaient à l’esprit, des sujets inventés par nous ou que nous avions lus, ainsi que les arguments des films qu’on voyait. Borges aimait aussi le cinéma. La vie et la conversation créèrent ce climat. La vie était trop courte pour parler de littérature comme nous le voulions, Silvina, Borges et moi. En plus, nous partagions des préférences. Dans ma jeunesse, j’étais partisan du tigre et ennemi du lion. J’étais pour la carré et contre le cercle. Nous avions toutes ces choses en commun avec Borges. C’était comme un jeu. Nous étions tous deux partisans des chiffres impairs et ennemis des chiffres pairs. On a partagé ces bêtises…
 
S.B.S. : _ Qui se sont échangées dans vos pages secrètes…
 
A.B.C. : _ A cause de cinquante ans d’amitié et de lectures ensemble.
 
S.B.S. : _ De lectures à haute voix ?
 
A.B.C. : _ On se lisait la première phrase, ou des chapitres, ou la première et la dernière page d’une suite de romans illustres. Nous lisions Voltaire à Borges. Nous commentions les lectures. La plupart du temps, nous écrivions en ajoutant de jour en jour des plaisanteries qui poussaient comme des plantes grimpantes.
 
S.B.S. : _ On dirait que vous avez fait, à l’écart de la vôtre, comme une œuvre conjointe.
 
A.B.C. : _ Peut-être. Les frères Goncourt aussi. Entre Borges et moi, il y eut une espèce de fraternité qui dura jusqu’à sa mort.
 
S.B.S. : _ Silvina Ocampo et Macedonio Fernández font égalementent partie de cette création collective ?
 
A.B.C. : _ Silvina est incorrigiblement originale, et son style est inimitable. Macedonio Fernández a été presque inventé par Borges… 
 
S.B.S. : _ Il se serait inspiré de son invention ?
 
A.B.C. : _ …comme un personnage de Buenos Aires. Mais son style est illisible. Je ne voudrais pas écrire comme lui.
 
S.B.S. : _ Etes-vous un écrivain argentin ? Vos personnages le sont à l’évidence, et quand vous les placez à Aix-les-Bains, comme dans Une Poupée russe, ils le sont étrangement davantage.
 
A.B.C. : _ Je suis un lecteur de toute la littérature, mais je crois que je suis un écrivain argentin. Ma prose est argentine. J’ai vécu à Buenos Aires toute ma vie ; et cette ville, ainsi que la province de Buenos Aires, m’a formé.
 
S.B.S. : _ Pourtant votre grand-père était né près de Pau…
 
A.B.C. : _ C’est pourquoi j’aime tant les villes, les villages de ce pays, la campagne, le pain français, l’eau minérale, la cuisine françaises ; et me promener, m’entretenir avec les gens, les commerçants du quartier. J’ai beaucoup d’amis en France, qui ne sont pas nécessairement des écrivains. Un de mes meilleurs amis fut Casau, le propriétaire du restaurant Chez Pierre, à Pau.
 
Silvia Baron Supervielle
Tel est le texte que Silvia avait promis de m’envoyer dès qu’elle le retrouverait dans ses archives
_ il n’avait pas été publié.
Cet entretien-promenade à Paris, entre Bioy _ alors de passage à Paris _ et Silvia Baron Supervielle _ qui réside à Paris _,
qui a possiblement eu lieu en 1991 ou 1992
_ voire 1993, 1994 ou 1995 ; Silvia n’a pas noté sa date en son texte ; et n’a pas non plus un souvenir immédiat de cette date.
Mais le texte mentionne un premier repère chronologique intéressant avec l’expression : « les deux derniers livres de vous qui ont été publiés en France, Une Poupée russe et Un Photographe à La Plata« … Or le livre suivant de Bioy à paraître en traduction française, après Une Poupée russe, paru le 1er janvier 1991, et Un Photographe à La Plata, paru le 1er juin 1991, est Un Champion fragile, paru en français le 24 août 1995. Nous disposons ainsi des deux bornes temporelles a quo et ad quem de cet entretien parisien entre Bioy et Silvia : il a eu lieu entre juin 1991 et août 1995…
Mais un second élément, et décisif, lui, pour mieux cerner (et réduire) le créneau de datation possible de cet entretien-promenade dans Paris entre Bioy et Silvia Baron Supervielle, est l’absence de la moindre référence aux deux terribles décès pour Bioy de son épouse et de sa fille : Silvina Ocampo est décédée le 14 décembre 1993, et Marta Bioy, le 4 janvier 1994 ; et il est humainement impossible que cette tristissime situation n’ait pas été si peu que ce soit mentionnée dans cet entretien entre les deux amis que sont Bioy et Silvia : c’est donc au plus tard dans le courant de l’année 1993 que cette rencontre parisienne ainsi narrée par Silvia, a pu avoir lieu ; et vraisemblablement en 1991 ou 1992… _,
doit faire partie de l’hommage à Bioy que Les Amis de Bioy Casares, dont je suis le président, comptent publier en hommage à cet immense écrivain argentin d’origine béarnaise _ d’Oloron-Sainte-Marie, où naquit son arrière grand-père Jean-Baptiste Bioy, le 6 août 1838 ; avant de gagner l’Argentine (Buenos Aires et Pardo) vers 1855…
Ce mercredi 4 décembre 2019, Titus Curiosus – Francis Lippa

Un travail bioyesque de René de Ceccatty pour le Cinelandia d’Alfredo Arias _ et un entretien proprement extraordinaire

11oct

Hier jeudi 10 octobre,

à 18 heures à l’Auditorium de la Bibliothèque de Bordeaux-Mériadeck,

et dans le cadre de l’hommage à Adolfo Bioy (1914 – 1999)

_ pour le vingtième anniversaire de son décès à Buenos Aires en 1999 _

organisé par l’Association Les Amis de Bioy Casares,

une merveilleuse contribution de René de Ceccatty,

à partir de la métamorphose qu’il fit, en 2002, en son Fiction douce

_ le quatrième volume du récit de ses amours compliquées avec Hervé : 

Aimer (Gallimard, paru le 27 août 1996), Consolation provisoire (Gallimard, paru le 5 mars 1998), L’Èloignement (Gallimard, paru le 12 janvier 2000), Fiction douce (Le Seuil, paru le 22 février 2002) et Une Fin (Le Seuil, paru le 27 août 2004) ;

et l’ensemble de ces 5 récits (d’entre 1996 et 2004) mérite assurément une édition qui les réunisse ! _

de la personne d’Adolfo Bioy

en personnage de son récit.

Tout dernièrement, René de Ceccatty s’est souvenu

qu’un autre rapport, cette fois à l’œuvre de Bioy, avait marqué son propre travail d’écriture,

et en collaboration avec Alfredo Arias :

pour Cinelandia, un spectacle musical créé en 2012 et redonné en 2014, 2016…

Et il m’a adressé ce texte

pour m’aider aussi _ et encore _ à la préparation de notre entretien de 18 heures hier jeudi 10 octobre.

Voici donc ce que René de Ceccatty et Alfredo Arias ont tiré,

pour leur Cinelandia,

du film de Leopoldo Torres Rios et son fils Leopoldo Torres Nilsson El Crimen de Oribe,

et, encore en amont _ et à la source _,

de la nouvelle de Bioy El Perjurio de la Nieve

(un conte paru notamment dans La Trame céleste) :

El Crimen de Oribe

Alfredo : Loin de toute ironie se situe le monde poétique et fantastique d’El Perjurio de la Nieve, Le parjure de la neige, est une nouvelle de l’auteur Argentin Adolfo Bioy Casares. Elle raconte l’histoire d’un père qui réussit à ensorceler le temps pour empêcher la mort de sa fille. Ce récit a été porté à l’écran en 1950 par Leopoldo Torres Rios et par son fils, Leopoldo Torres Nilsson sous le titre : El crímen de Oribe, Le crime d’Oribe.  C’était une époque où les écrivains argentins souffraient d’une curiosité maladive : ils fourraient leur nez partout. Borges et Bioy Casares adoraient se promener dans cette ville de Buenos Aires qui, avec ses rues et ses personnages, se présentait comme une sorte de grande bibliothèque. 

Carlos Thompson entre en scène, vêtu d’un costume sombre, ayant l’allure d’un dandy désabusé.

Carlos: Ou de fête foraine avec ses crimes et ses jeux de miroirs où il m’est arrivé de perdre mon âme….

CARLOS CHANTE. ALMA MÍA.

Le son d’un piano évocateur reproduit cette lancinante mélodie qui fut interprétée magistralement par l’inoubliable chanteur cubain Bola de Nieve. Carlos entraîné par la mélancolie de la chanson  dessine avec ses pas le chemin d’un inextricable labyrinthe.

Alma mía, sola, siempre sola,

sin que nadie comprenda, 

tu sufrimiento, tu horrible padecer.

Fingiendo una existencia

siempre llena de dicha y de placer,

de dicha y de placer.

Si yo encontrara un alma

como la mía,

cuántas cosas secretas

le contaría.

Un alma que al mirarme,

sin decir nada,

me lo dijese todo

con su mirada.

Alfredo : Vous, Carlos Thompson, né Juan Carlos Mundin Schafter, comédien argentin, né en Suisse alémanique… Impeccable!

Carlos : Gracias. J’ai fait mes débuts d’acteur dans ce film somnambulique…

Alfredo: Vous êtes face à moi pour parler d’un film qui m’a beaucoup marqué. Et qui prolonge jusqu’à aujourd’hui sa fascination. Assez pour que je ne vous oublie pas.

Carlos: Oui, j’étais une star du cinéma international. Star involontaire, on peut dire. Et sans doute que Le Crime d’Oribe, ce conte énigmatique, a révélé ma vraie nature. Ecrivain.

Alfredo : Le Crime d’Oribe. Curieux titre, à  double sens : d’un côté, on croit qu’on a tué Oribe et de l’autre qu’Oribe a tué quelqu’un !

Carlos: Comme mon personnage dans le film, instigateur d’un crime et victime d’un meurtre. (Ironique) Un homme plutôt très malheureux, n’est-ce pas?

CARLOS CHANTE: NO PUEDO SER FELIZ. 

Pendant que Carlos murmure les paroles de cette chanson désespérée, on voit entrer, comme un fantôme, Lucía. Elle se cache derrière ses lunettes noires et elle est enveloppée  d’une tunique de recluse sophistiquée.  

Lucía entre.

No puedo ser feliz,

no te puedo olvidar,

siento que te perdí

y eso me hace pensar.

     

He renunciado a ti

ardiente de pasión,

no se puede tener

conciencia y corazón.

Hoy que ya nos separan

la ley y la razón,

si las almas hablaran

en su conversación

las nuestras se dirían

cosas de enamorados,

no puedo ser feliz,

no te puedo olvidar.

Lucía : Je m’appelle Lucía. Je suis la victime  d’Oribe… et vous (à Carlos),  vous êtes Oribe…

Carlos (qui devient désormais Oribe): Oui j’incarne Oribe et à la fin du film, à cause de vous,  Lucía, je suis assassiné !

Lucía : Nous sommes les deux morts d’une même histoire. Ça a l’air de vous faire plaisir…

Carlos-Oribe: Un meurtre donne toujours une touche de perfection à une histoire. C’est propre, c’est net, c’est définitif.

Lucía: C’est la fatalité.

Carlos-Oribe: Dans le film, tout commence par une énigme. J’étais fasciné par une histoire. On m’avait parlé de votre estancia… l’estancia des Vermehren, à General Paz, au sud de Buenos Aires. J’étais un poète avide de mystère, alors j’ai fait le voyage pour savoir si je pouvais…

Lucía : Aucun étranger n’avait accès à notre propriété. N’est ce pas, Adelaida ?

Adelaida, la sœur aînée, entre. Elle aussi a l’apparence immatérielle d’un esprit, sorti d’un magazine de mode des années 50.

Adelaida: Nous formions une famille modèle d’émigrés danois. Les Vermehren.

Lucía: Nous étions quatre filles.

Adelaida: Lucía, moi, Adelaida, et deux autres petites sœurs.

Lucía: Ruth et Margarita… Nous vivions seules avec notre père… 

Adelaida : Maman est morte pendant notre voyage entre Copenhague et Buenos Aires.

Lucía: Notre père avait fait fortune, mais au bout de quelques années…

Adelaida : … il y a de ça maintenant…

Lucía :… non, tu sais bien, pas de date !

Adelaida :… Oui, pas de date … Les heures ne tournent plus.

Lucía :…. Nous sommes dans un jour qui se répète…

Adelaida :… sans aucun changement….

Lucía :… réfugiés derrière la grille cadenassée, derrière les volets clos, les rideaux tirés… 

Adelaida: …  et tout ça parce que tu es tombée gravement malade…

Lucía (souriant) : … le diagnostic du médecin a été lapidaire…

Adelaida : Tu n’avais plus que quelques mois à vivre, ma pauvre petite chérie.

Lucía : C’est alors que notre père a décidé de nous couper du monde, d’arrêter le temps,.

Adelaida: Et que plus personne n’aurait le droit d’y entrer… 

Lucía: Les voisins étaient intrigués: « Comment font-ils pour se nourrir? »

Adelaida: Les commis qui apportaient les aliments s’arrêtaient au portail…

Lucía: À l’intérieur, la vie était rythmée par nos soupirs,  par nos propres pas.

DUO DE LUCÍA ET ADELAIDA: EL MUNDO QUE YO NO VIVA. 

Les sœurs Vermehren chantent de leurs voix ensorcelantes une nostalgique ballade tandis que leurs corps reproduisent des gestes quotidiens, à la façon d’automates.

El mundo que yo no viva,

lo pensé como cosa extraña,

con marca de maravilla,

¡ay!, de mi vida.

Allí sonará la lluvia,

junto al fuego en las noches frías,

vendrá agosto en el río Arga

y tú, la gentil sonrisa.

Brillará en el papel que siembro,

la negra flor de la tinta,

¡ay!, de mi vida.

Carlos-Oribe : Un jour, un journaliste en route pour la Patagonie descend dans l’Hôtel America où je logeais. Je lui ai parlé de cette énigme de votre estancia interdite… de cette étrange famille danoise perdue à General Paz… Où le temps semblait s’être endormi.

Lucía : Et il y avait au milieu de la pièce, tu te souviens…

Adelaida: Un arbre de Noël. …

Lucía : Car Noël était éternel.

Adelaida: Chaque soir,  nous fêtions Noël….. comme en 1930.

Lucía  (protestant) : Ah, ces dates, ces dates !

Adelaida: Le même soir de Noël comme il y a vingt ans.

Lucía (inquiète): Nous sommes en 1950 ?

Adelaida : Oui, nous sommes en 1950.

Carlos-Oribe: J’ai voulu en avoir le cœur net. Comprendre pourquoi vous viviez comme autrefois dans un passé répété minutieusement. Oui, par un soir de neige, nous nous sommes approchés, le journaliste et moi, de l’estancia où nous avions tant envie de rentrer. Et finalement on a pu pénétrer le mystère….  De retour à l’hôtel, nous avions tellement bu … Or, le matin venu, nous avons appris que…

Lucía:… Je meurs…

Adelaida :… Mais pourquoi, Lucía ? Pourquoi maintenant ?

Lucía :… ma maladie…

Adelaida :… je te croyais guérie.

Lucía :… non, non, le sortilège a été rompu… Les heures ont repris leur rythme.

Adelaida :…. Mais qui a remonté la pendule?

Lucía :… Nous ne sommes plus seuls, Adelaida ! Nous ne sommes plus hors du temps ! 

Adelaida: Pour que tu restes en vie, il fallait que personne ne brise le cercle du temps suspendu.

Lucía: J’ai aperçu un visage étranger, j’ai croisé un regard. L’intrus m’avait découverte en train de chanter.

 Adelaida: Quelqu’un nous a surprises ! Nous a arrachées à notre rêve. Et t’a ôté la vie, mon pauvre ange!

 (Lucía  meurt dans les bras d’Adelaida)

CARLOS ORIBE. AY AMOR!

La poésie de la chanson interprétée par Carlos-Oribe accompagne la mort de Lucía qui glisse entre les bras de sa sœur comme la pluie entre les doigts de la main.

Ay amor, si me dejas la vida

Déjame también el alma sentir,

Si sólo queda en mí dolor y vida,

Ay amor, no me dejes vivir.

Carlos-Oribe : En réalité, moi, je suis resté à la grille de l’estancia. Mais comme le journaliste, au retour de son expédition, m’avait tout raconté en détails, il ne m’a pas été difficile de repérer l’endroit précis où se trouvait votre alcove. 

Lucía : Et ça vous a coûté cher!

Carlos-Oribe: Deux mois plus tard, on retrouvait mon cadavre dans une rue d’Antofagasta.

Lucía: Mon père vous a poursuivi jusqu’au Chili et tué d’une balle.

 Carlos-Oribe : Selon votre père, j’avais été le témoin qui avait suspendu la répétition incessante de ce Noël 1930!

Lucía: Et mon père a vengé sa fille, croyant qu’Oribe était le responsable de ma mort.

Oribe: Mais il s’est trompé de victime.

Lucía: Oui, je le sais, c’était l’autre, l’intrus, votre complice! Et non pas vous ! C’était lui qui s’était faufilé dans notre intimité. 

Adelaida (apparaissant) : Viens petite sœur, viens te reposer (Lucía sort). La maison est bien mélancolique depuis ton départ, les herbes folles ont presque enseveli notre demeure jadis enchantée. Les minutes avancent inexorablement. Et nous vieillissons derrière une dentelle de feuilles mortes.

ORIBE CHANTE: NO PUEDO SER FELIZ . 

Cette fois Carlos-Oribe, transporté par cette chanson, suit la fantomatique Lucía qui l’entraîne en parcourant les sinuosités d’un sentier sans issue.

Hoy que ya nos separan

la ley y la razón,

si las almas hablaran,

en su conversación

las nuestras se dirían

cosas de enamorados,

no puedo ser feliz,

no te puedo olvidar.

Alfredo: Bioy Casares disait qu’Oribe était un poète immoral, parce qu’il avait incité le journaliste à briser cette nuit de Noël  et à sacrifier ainsi la vie de Lucía. Et tout ça, pour écrire un poème romantique sur sa mort !… Un poème sur la mort, ça vaut une vie ? 

Carlos: Oui, on peut mourir pour un poème sur la mort.

Alfredo : Prendre la place d’un autre, rien de plus dangereux... On ne sort jamais vivant de la galerie des miroirs!

Carlos: Qui a dit ça?

Alfredo: Orson Welles… je crois. Fin.

 

Le commentaire que fit hier René de cet épisode bioyesque

de sa collaboration avec Alfredo Arias

a été proprement merveilleux

à propos des fantômes, du temps et de l’éternité, de l’amour, de la mort, et des chagrins,

ainsi que du comique _ d’ironie, toujours très discrète, mais bien réelle et perceptible _,

dans l’œuvre d’Adolfo Bioy Casares ;

et tout cela en une suprême élégance et le plus parfait respect du lecteur

_ avec une profonde et vraie humilité.

Tout cela manifeste excellemment les diverses connexions qui existent

entre René de Ceccaty

_ tourné d’abord vers l’Italie et le Japon (et aussi la Tunisie) de son histoire personnelle _

et,

parmi divers Argentins qui l’ont marqué,

notre Adolfo Bioy

_ notre cousin un peu célèbre au sein du panthéon littéraire mondial.


Je tiens aussi à souligner ici le chapitre intitulé Complicité,

aux pages 377 à 383 du très remarquable Mes Argentins de Paris

(paru aux Éditions Séguier le 20 mars 2014),

qui narre le détail _ passionnant ! _ de cette inspiration bioyesque

d’Alfredo Arias et René de Ceccatty.


Détail que René a admirablement développé hier soir

dans une intervention _ oserai-je dire sublime ? _ qui a touché au cœur

l’assistance entière de l’Auditorium de la Bibliothèque de Bordeaux.


Ce vendredi 11 octobre 2019, Titus Curiosus – Francis Lippa

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