Posts Tagged ‘Victoria Basavilbaso Bioy

En cherchant parmi mes anciens articles sur Bioy, celui-ci à propos des testaments de Bioy…

26juil

En cherchant parmi la collection de mes _ nombreux ! _ anciens articles consacrés à Bioy,

je suis tombé sur celui-ci, daté du 17 novembre 2018, intitulé  .

Le re-voici donc :

A propos de mon cousin Bioy : « su herencia : amores secretos y muertes en un juicio de película »

Ecrit le samedi 17 novembre 2018

A propos de mon cousin Adolfo Bioy Casares (1914 – 1999),

cet article-ci, paru dans Clarin le 15 septembre 2014, La herencia de Bioy: amores secretos y muertes en un juicio de películaà l’occasion des 100 ans de sa naissance,

est remarquablement bien documenté :

La herencia de Bioy : amores secretos y muertes en un juicio de película

Clima San Miguel de Tucumán
15/09/2014 – 9:08 am

La herencia de Bioy: amores secretos y muertes en un juicio de película



 “Siempre pensé que las bombas de tiempo debieran llamarse testamentos”, escribió Adolfo Bioy Casares, Premio Cervantes 1990, al recordar las esquirlas que dejó la herencia de su abuela. Pero la frase, recogida en Descanso de caminantes, una edición de sus diarios íntimos publicada en forma póstuma, resume como ninguna lo que pasó cuando apareció su propio testamento, pocos días después de su muerte, el 8 de marzo de 1999. En él, Bioy dejaba el 20 por ciento de sus bienes (que incluían un departamento en Cagnes-sur-Mer, Francia, donde el autor de La invención de Morel amaba pasar el verano), a Lidia Ramona Benítez, su enfermera.

El 80 por ciento restante debía dividirse en dos mitades : una para su hijo, Fabián Bioy Demaría, y la otra, entre sus tres nietos, hijos de Marta Bioy Ocampo. Una seguidilla inconcebible de muertes – la de la escritora Silvina Ocampo, su mujer, en 1993, luego de años con Alzheimer ; la de su hija Marta, víctima en 1994 de un accidente de tráfico ridículo y fatal ; la del mismo Bioy Casares en 1999 y finalmente, la de su hijo Fabián, en 2006, a los 42 años de edad – encadenó varios juicios sucesorios con un resultado insospechado. La carambola del destino quiso que los derechos de autor de dos de los escritores más espléndidos de la literatura argentina del siglo XX y gran parte del patrimonio en juego – valuado provisoriamente en 2007, con un dólar a $3,15, en poco más de 8,5 millones de pesos, según surge del expediente judicial, que consultamos – estén desde el pasado marzo en manos de la madre de Fabián, una de las amantes de Bioy, seductor tan aplicado como admitido.

Al conmemorarse mañana el centenario de su nacimiento, detenerse en los detalles nunca revelados de este folletín judicial de casi 15 años y más de 4.000 fojas es indagar no sólo en las reediciones y futuros libros de inéditos de ABC y de Silvina, sino también en el destino de uno de los tesoros más preciados de cualquier autor, su biblioteca : unos 20 mil tomos de enorme valor literario y económico, que la Universidad de Princeton quiso comprar y trasladar a los EE.UU. en 2000 (Ver en la pág. 44 “La biblioteca …”).

La saga refleja, además, los efectos de la inestabilidad política de nuestro país y sus cicatrices en un patrimonio familiar : el expediente registra cómo, desde 1999 las valuaciones de los bienes y demás cuentas involucradas en la sucesión sufrieron los vaivenes del país. Empezaron en tiempos de convertibilidad y luego fueron parcialmente pesificados, recalculados en diversas ocasiones y consumidos por gastos de mantenimiento, honorarios de abogados y peritos e inflación.

Las versiones difieren : allegados al escritor sostienen que su intención de beneficiar en el testamento a Benítez, la enfermera que lo asistió los últimos nueve años de su vida, era conocida y habría complicado la relación de Bioy con sus nietos, Florencio, Victoria y Lucila, huérfanos desde 1994, quienes a partir de la muerte de su madre, vivieron estos juicios sucesivos como un “trauma” que les llevaba la vida entera, según una fuente que pide reserva. Consultados por Clarín para este artículo, los jóvenes Bioy declinaron participar por tratarse de “un tema muy personal”. Pero declaraciones previas de Florencio, realizadas a Alejandra Rodríguez Ballester para la revista Ñ, traslucen el desgaste emocional de haber vivido “desde los 20 años en sucesión”.

Otras fuentes (entre ellas una entrevista con Fabián, el hijo de Bioy, publicada el 20 de marzo de 1999 en el diario madrileño ABC) indican que la familia se enteró de que Bioy Casares dejaba a la enfermera el quinto de su fortuna cuando Lidia reclamó judicialmente el inventario y la tasación de la biblioteca y demás bienes de los pisos 5to y 6to de Posadas 1650, donde Bioy y Silvina Ocampo vivieron gran parte de su matrimonio de 53 años. La propiedad – 697 metros cuadrados más terraza, situados en una de las mejores esquinas de Recoleta – se vendió por dos millones setenta y cinco mil dólares, en diciembre de 2000. Pero recién en junio de 2013 la justicia ordenó que parte de ese dinero se usara para pagar el grueso del legado. La enfermera cobró, en efectivo, 307.706 dólares, salvados de la pesificación por su carácter de depósito judicial (según resolución de abril de 2002).

No es la única sorpresa de un juicio sucesorio que bien valdría una serie de televisión y del que participaron decenas de abogados (algunos murieron y fueron reemplazados por sus herederos a la hora de trabajar o de cobrar), escribanos, administradores provisorios, peritos, tasadores y expertos varios. Hoy los derechos de autor de la obra de Adolfo Bioy Casares – valuados en diciembre de 2005 en poco más de un millón y medio de pesos – y la mitad de los de Silvina Ocampo – tasados en 258 mil – no están en manos de su familia. Pertenecen a Sara Josefina Demaría, madre y heredera de Fabián Bioy Demaría, el hijo extramatrimonial que Bioy Casares tuvo con ella en 1963. “Finita”, una bellísima mujer de alta sociedad por entonces casada con Eduardo Ayerza, con quien tuvo otros tres hijos, se separó cuando Fabián tenía 6. Al morir este en 2006, soltero y sin descendencia, lo heredó su madre.

La razón de los porcentajes asignados a Fina Demaría y a los nietos de Bioy tiene fundamentos legales. Reconocido por Bioy en 1998 (hasta entonces llevaba el apellido Ayerza), Fabián heredó de su padre bienes y derechos, entre ellos, la mitad del patrimonio de Silvina Ocampo que Bioy recibió a la muerte de ésta, en 1993. Durante el juicio sucesorio, además, Fabián inició otro contra sus sobrinos, para compensar valores por una porción de Rincón Viejo, un campo que el escritor había donado a su hija, Marta Bioy Ocampo (concebida con otra de sus amantes, María Teresa von der Lahr, y luego adoptada, amada y criada por Silvina como propia).

Rincón Viejo, en Pardo, provincia de Buenos Aires, es una propiedad de más valor literario que económico (más de siete millones y medio de pesos, según una tasación judicial provisoria de 2007). Allí, promediando los años 30, Bioy y Borges iniciaron su trabajo en colaboración escribiendo un folleto de yogur para La Martona, empresa de los Casares, la familia materna de Bioy (para otro artículo guardamos el análisis de la increíble amistad entre el donjuán irrefrenable y el tímido sin suerte). Este campo, especialmente querido por Bioy, fue también el sitio donde él y Silvina vivieron antes de casarse y donde él escribió algunas de sus obras esenciales, como la novela El sueño de los héroes (1954). Respetando el deseo del escritor, Rincón Viejo quedó en manos de la familia de Marta. Pero la Justicia reconoció a Fabián el derecho a ser compensado por su valor, de allí que la mayor parte del dinero obtenido por el piso de Posadas le correspondiera a él y, a su muerte, a su madre, Fina.

El campo es administrado por Florencio Basavilbaso Bioy, el nieto mayor del escritor. A él y a sus hermanas – Victoria y Lucila – corresponde la otra mitad de los bienes y derechos de autor de Silvina Ocampo, heredada por Marta. Y además, los derechos morales sobre las obras de sus abuelos. Explica un conocedor de la causa, quien pide anonimato: “Los derechos morales que apuntan a preservar la integridad de una obra y la buena imagen de un escritor, tras su muerte le corresponden más a su sangre que a cualquiera. A Fabián y a Marta, sus hijos, si hubieran vivido ; no estando ellos, a sus nietos.¿Podrían oponerse los nietos a editar o reeditar algunas obras que encontraran inconvenientes? “Tendrían voz en el tema, pero no creo que requieran hacerla oír nunca, porque es un trabajo que se hace con mucho conocimiento y respeto”, señala el experto. Este juego de equilibrios se relaciona con los inéditos de ambos autores en cuya edición y puesta en valor trabajan, desde hace años, los curadores Daniel Martino (de la obra de Bioy) y Ernesto Montequin (de la obra de Silvina Ocampo). El diario íntimo que Bioy llevó por medio siglo le fue donado por el propio Bioy a Martino, junto a quien trabajó los últimos años de su vida en la preparación del monumental Borges. “Los derechos de autor son de Fina Demaría, pero la decisión de qué se publica, cómo se publica y cuándo se publica corresponde a Martino”, precisa esta fuente. Hay además fotografías, una obra que Bioy desarrolló entre 1958 y 1971 y que recién empieza a ser valorada (recogida en Revista Ñ, el 30/8). Una selección integra la muestra “El lado de la luz, Bioy fotógrafo”, que se inaugura el 25 de este mes en el Centro Cultural San Martín.

La conservación y el destino de la biblioteca y papeles privados hallados en el piso de Posadas – que se asignaron en la partición por mitades a la Sra. Demaría y a los nietos de Bioy – mereció un incidente judicial aparte. “Nadie quiere hablar de valores”, afirma un allegado a los herederos. “En 2000 hubo una oferta de la Universidad de Princeton por la biblioteca, pero como todavía no se sabía a quién le iba a tocar y la valuación estaba pendiente, se desestimó.” La oferta de esa universidad llegó al juzgado por correo. En lo peor de su enfrentamiento con el ex marido de su hija Marta, Teresa Costantini ofreció comprarle la biblioteca a Bioy por un millón de dólares, con uso de ésta para Bioy. Recuerda Soledad Costantini, su hija: “Había tantos problemas en la familia por esos años, que mi madre juzgó con sensatez que no teníamos garantía de que podrían cumplir un trato así”. Pero no es la única. En una audiencia del 8 de abril del 2003, el expediente registra otra “propuesta de compra”, ésta de US$ 200 mil, tampoco aceptada. Entretanto, la Biblioteca Nacional está interesada, según dijeron.

Fuente : http://www.clarin.com/edicion-impresa/Amores-secretos-muertes-juicio-pelicula_0_1211878877.html

Ce samedi 17 novembre 2018, Titus Curiosus – Francis Lippa

Un passionnant article, en effet…

D’autres viendront…

Ce lundi 26 juillet 2021, Titus Curiosus – Francis Lippa

« Une recherche injuste  » : un échange de courriels en réponse à l’envoi de mon article « A propos de notre cousin argentin Adolfo Bioy Casares (1914 – 1999) et de sa descendance : « Bioy Casares, l’homme qui aimait les femmes »… »

25juil

Voici une réponse qui n’a pas manqué de me surprendre, suite à l’envoi à quelques parents et amis s’intéressant d’un peu près à Adolfo Bioy Casares, de mon article du 21 juillet dernier : .

Il s’agit là de la réponse d’une amie universitaire émérite, et éminente connaisseuse de l’œuvre de Bioy,

à ce courriel mien de présentation de mon article, que, pour commencer, voici :

« La question que m’a adressée hier soir mon cousin toulousain Bioy à propos de l’identité de la mère de Marta Bioy, m’a fait revenir au dossier de la naissance de celle-ci, le 8 juillet 1954.


Où Marta Bioy est-elle née ? À New-York ? En Suisse ? À Pau ? À Paris ?.. Là-dessus, les pistes sont bien brouillées…
Et les témoignages des fils du Dr Edouard Bioy, palois, n’arrangent rien à cette élucidation…
Adolfito était, il est vrai, un expert en mirages…
Voici donc l’article que je viens d’en tirer :
À suivre…« 

Et voici maintenant la réponse un peu surprenante :

« Je pense que les cousins français n’ont aucune information sur cette naissance et que leur vision de Bioy, comme tous les souvenirs personnels, n’est pas disons « historique » . Bioy lui-même avait refusé de répondre et à _ son fils adultérin _ Fabiàn _ né à Buenos Aires le 15 août 1963 _ et à ma chère amie Noemi ULLA _ Santa Fé, 1940 – Buenos Aires, 22 mai 2016. Silvina _ Ocampo, l’épouse de Bioy : leur mariage a eu lieu à Las Flores le 15 janvier 1940 _ avait élevé cette fille _ Marta Bioy _ née d’une liaison d’Adolfo ou d’une naissance « impure » comme on disait autrefois dans la famille Ocampo.
 Personnellement j’admets parfaitement cette recherche, mais je la trouve disons injuste, car toute famille a droit à ses secrets.
Fabiàn m’a dit n’avoir jamais compris que Bioy était son père, et que cela le rasait profondément d’avoir à répondre aux questions de cet ami de la famille qui tous les vendredis téléphonait pour lui demander ce qu’il avait étudié, si le latin marchait, etc ; et c’est un copain qui lui a dit : « Mais tu ne comprends pas que Bioy est ton père« …
Dans une de mes familles amies, un beau jour l’ami de la famille, petit industriel aux belles Jaguar, s’est révélé l’amant de la mère depuis de longues années, et a « enlevé » cette dernière à son mari et à ses enfants parce qu’il était veuf sans enfants depuis huit jours.
Alors par pitié, vous saurez tout aux Enfers antiques ou dantesques, mais ne nous jouez pas les Pandore.
La vérité, quelle farce ! » 

À méditer…

Un écrivain qui laisse un énorme Journal posthume, ou des Mémoires,

et pas seulement des récits de fiction,

est un auteur qui se livre peu ou prou au public.

Et qui doit forcément s’attendre à ce qu’existent bientôt des recherches posthumes sur ce qu’il a raconté et publié de lui…

La famille d’un tel écrivain n’est pas tout à fait dans la situation de la plupart des familles…

Surtout vingt ans après le décès de l’écrivain _ lui-même fils unique _,

25 ans après le décès de sa fille Marta,

et 15 ans après le décès de son fils Fabiàn _ décédé sans descendance…

Quant aux trois enfants de sa fille _ Florencio Basavilbaso Bioy, Victoria Basavilbaso Bioy et Lucila Frank Bioy _,

ils demeuraient en liens suivis avec la mère naturelle de leur mère : il n’y avait donc pas là de secret pour eux…

Ce dimanche 25 juillet 2021, Titus Curiosus – Francis Lippa

Au sein de la série « Bioy et ses femmes » : sa mère, Marta Casares Lynch, en habile Célestine…

22juil

Un autre très intéressant assez récent article, paru dans El Pais du 29 septembre 2019, sous la plume de L. C. Bermeo Gamboa, s’intitule « Adolfo Bioy Casares, el caballero que comía dulce de leche« …

Cet article met très pertinemment l’accent sur le rôle décisif _ de Célestine _ que joua _ et à divers égards _ la mère d’Adolfito, Marta Casares Lynch, sur l’histoire personnelle un peu singulière de son fils unique…

Adolfo Bioy Casares, el caballero que comía dulce de leche

Septiembre 29, 2019 – 11:17 a. m. Por:

L. C. Bermeo Gamboa, especial para Gaceta

Adolfo Bioy Casares (1914 – 1999) recibió el Premio Cervantes de literatura española en 1990.

Foto: Especial para El País

Un article vraiment très intéressant !

Ce jeudi 22 juillet 2021, Titus Curiosus – Francis Lippa

A propos de notre cousin argentin Adolfo Bioy Casares (1914 – 1999) et de sa descendance : « Bioy Casares, l’homme qui aimait les femmes »

21juil

Suite à une question, hier soir, de mon cousin Bioy de Toulouse,

à propos de la question de l’identité problématique de la mère de Marta Bioy Ocampo (New-York, 8 juillet 1954 – Buenos Aires, 4 janvier 1994),

et en complément de mon courriel du 8 septembre 2021 :

« J’en apprends pas mal en lisant la biographie de Silvina Ocampo par Mariana Enriquez La Hermana menor :

ainsi, page 86,
c’est à Pau _ la ville où est domicilié le cousin le Dr Edouard Bioy (Buenos Aires, 18 mai 1908 – Pau, 23 novembre 1999) _, en septembre 1954, qu’Adolfito et Silvina prirent en charge _ sic _ la petite Marta,
née le 8 juillet précédent, à New-York, semble-t-il, du moins officiellement ; mais très vite les choses se passent à Paris, cet été-là 1954.
 
La mère biologique de Marta, Maria Teresa von der Lahr _ peut-être vit-elle encore, à Bogota… _,
qui épousera ensuite le colombien Alfonso de Narvaez (décédé à Bogota le 4 juillet 2010 ; sa veuve lui survit ; j’ignore sa date de naissance…),
allaite l’enfant.
 
De même qu’elle va s’en occuper assez longtemps, quand ils seront _ Adolfito, Silvina et la petite Marta _ de retour, tous, à Buenos Aires,
ainsi qu’en témoigne Jovita Iglesias, pages 86-87 de _ l’indispensable _ Los Bioy.
 
Tout cela est passionnant !« ,

je viens de découvrir, ce mati,  cet article assez récent (de l’argentin real politik du 3 mai 2020) : Bioy Casares, el hombre que amaba a las mujeres

3 DE MAYO DE 2020 | CULTURA

Perfil de un escritor

Bioy Casares, el hombre que amaba a las mujeres

Hará una treintena de años, escuché o leí una anécdota, probablemente falsa, relacionada a Adolfo Bioy Casares, y que resume mejor que ninguna otra el donjuanismo inolvidable y el espíritu de sutileza _ les deux ! _ del autor de “Guirnaldas con amores”.

por:
Juan Basterra

La anécdota en cuestión -una anécdota al uso de Casanova-, era la siguiente : Bioy había decidido concluir tres relaciones amorosas paralelas _ voilà ! _ con mujeres de la alta sociedad porteña, amigas entre sí. El escritor era un hombre casado -esto era conocido de todos- y las mujeres pertenecían al mismo grupo de relaciones que la mujer de Bioy, la escritora y pintora  Silvina Ocampo.

Silvina estaba informada perfectamente de la triple aventura de su marido, y Bioy se sentía mortificado. El asunto merecía un examen : las tardes compartidas en la vastedad del gran salón con  ventana a la plaza San Martín de Tours  no eran sencillas, y Bioy, que era un hombre compasivo a su manera, sentía vergüenza de esa suerte de promiscuidad elegante y del destino ingrato al que condenaba a sus amigas. Las tres mujeres fueron invitadas entonces, telefónicamente, a una conversación importante en el café “La biela”, a pocos metros del departamento de dos pisos que Bioy y Silvina compartían en la calle Posadas. El escritor no acudiría nunca a la cita, pero las mujeres, que coincidirían a la entrada del café a las 17.00 en punto –dando muestras de la   puntualidad proverbial que su encantador amigo les había enseñado- coincidirían también en algo mucho más importante  y que delataría la presencia del amante ausente : todas ellas pedirían té sin limón, una costumbre que Bioy había adquirido en sus mocedades europeas. Las tres amigas no pudieron evitar mentar el origen de esa delicada costumbre, y así, cada una de ellas, supo de la existencia de Bioy en la vida de las otras.

Algunos años después de esta aventura, Bioy, que había sido también amante durante mucho tiempo de una de las sobrinas de Silvina Ocampo, Silvia Angélica García Victorica, fue padre de Marta Bioy, una niña nacida el 8 de julio de 1954, en Pau, Francia _ et pas New-York ? En tout cas, mes cousins palois n’ont jamais rien su de cette prétendue naissance paloise de Marta Bioy… : cf ce mot de l’un d’eux, par retour de courriel à mon mail du 8 septembre 2018 : « je suis étonné par cette affirmation de « prise en charge à Pau », son cousin Edouard  a toujours évoqué le sujet en disant, c’est vrai, qu’à la suite de leur voyage en Europe, ils sont revenus en Argentine avec Marta ( créant le doute car ils ne parlèrent pas d’adoption à l’époque) et l’enfant aurait été ramenée de Suisse. Voilà la version paloise!« …  _, y cuya madre biológica era la argentina María Teresa von der Lahr. Bioy y Silvina adoptaron a la niña unos meses después _ où et quand précisément ? Cela est forcément très vague… _ y volvieron con ella a Buenos Aires. Silvina nunca reprochó a Bioy el enorme desliz del que fuera responsable, y amó a esa hija adoptiva como a la más amada de las hijas que la vida no pudo darle. Para la época del nacimiento de Marta Bioy, su padre tenía casi cuarenta años, y Silvina, apreciablemente mayor, cincuenta.

Nueve años después del nacimiento de su hija Marta, Bioy fue padre _ en 1963 _ de un niño, Fabián, concebido en una relación clandestina con una mujer casada, Sara Josefina Demaría Madero. Bioy reconocería a su hijo muchos años después y viajaría frecuentemente con él a Europa. A la muerte de Bioy, el hijo actuaría como albacea testamentario y organizaría el enorme material bibliográfico relacionado a su padre. Los dos hijos habidos de relaciones extramatrimoniales fueron acaso  el símbolo perfecto de ese amante prolífico que alguna vez declararía: “Las mujeres fueron esenciales en mi vida. Es cierto, caramba, no me porté del todo bien con todas, pero siempre he querido pensar que a mi lado han sido felices”.

Pero Bioy no fue solamente un seductor empedernido ; fue, también, hay que decirlo, un amante desdichado. En el verano del año 1950 conoció a Elena Garro, esposa de Octavio Paz, en una gala efectuada en el fastuoso hotel “George V” de París. Bioy tenía treinta y cuatro años y Garro treinta y dos. El flechazo fue inmediato, porque Bioy, en esa época, era una suerte de Adonis criollo _ oui _, además de inteligente y muy rico, y Elena, una joven hermosa, liberal y sumamente original en sus elecciones vestimentarias. Bioy se enamoró de Elena, y la relación estuvo sujeta a los vaivenes de las vidas matrimoniales de los dos. El epistolario publicado pocos meses antes de la muerte de Bioy es un testimonio desgarrador de las inconstancias y los desencuentros en los asuntos de Cupido, y nos permite advertir claramente la particular falta de sincronía entre los deseos y las realizaciones concretas en la vida de casi todos  los seres. Poco tiempo después de su segundo encuentro, en la primavera parisina de 1951, Bioy escribe: “Mi querida, aquí estoy recorriendo desorientado las tristes galerías del barco… Sin embargo, te quiero más que a nadie. Desconsolado, visito de vez en vez tu fotografía. Has poblado tanto mi vida en estos tiempos que si cierro los ojos y no pienso en nada aparecen tu imagen y tu voz… Debo resignarme a conjugar el verbo amar, a repetir por milésima vez que nunca quise a nadie como te quiero a ti, que te admiro, que te respeto, que me gustas, que me diviertes, que me emocionas, que te adoro….”. Un poco después, en una carta fechada el 5 de noviembre, declara: “…A mi vuelta me encontré con tus cartas del 26 y 27 de octubre: las más cariñosas que me has mandado desde hace tiempo. Tal vez te di lástima con mi tristeza…”.

El cazador había sido cazado : Bioy mismo lo reconocería ante sus amigos y su amada.

Elena Garro moriría en la más profunda pobreza el 22 de agosto de 1998. Diez años antes, en un viaje a México, Bioy estuvo tentado de verla, pero no lo hizo. Acaso haya pensado lo mismo que uno de los personajes de sus cuentos: “Vernos tal vez nos probaría que el pasado pasó y que nos hemos convertido en otros”.

Bioy Casares murió el 8 de marzo de 1999, seis años después que Silvina Ocampo y siete meses después que Elena Garro. Sobrevivirlas mucho tiempo más, le hubiese parecido la mayor de las descortesías.

(www.REALPOLITIK.com.ar)

A cela, j’ajoute ici le fait qu’au décès de son mari colombien Alfonso de Narvaez, décédé à Bogota le 4 juillet 2010,

au faire-part de la veuve de celui-ci, Maria Teresa von der Lahr, en date du 6 juillet 2010,

s’ajoutait, ce même 6 juillet 2010) le faire-part commun des trois enfants de Marta Bioy (et petit-enfants de Maria Teresa von der Lahr), Florencio Basavilbaso Bioy, Victoria Basavilbaso Bioy et Lucila Frank Bioy…

Un témoignage bien précieux du lien qui demeurait bien effectif entre ces trois petits-enfants et la mère naturelle de leur mère Marta Bioy, Maria Teresa von der Lahr…

 

Ce mercredi 21 juillet 2021, Titus Curiosus – Francis Lippa

A propos de mon cousin Bioy : « su herencia : amores secretos y muertes en un juicio de película »

17nov

A propos de mon cousin Adolfo Bioy Casares (1914 – 1999),

cet article-ci, du 15 septembre 2014,

à l’occasion des 100 ans de sa naissance :

La herencia de Bioy : amores secretos y muertes en un juicio de película

Clima San Miguel de Tucumán
15/09/2014 – 9:08 am

La herencia de Bioy: amores secretos y muertes en un juicio de película



 “Siempre pensé que las bombas de tiempo debieran llamarse testamentos”, escribió Adolfo Bioy Casares, Premio Cervantes 1990, al recordar las esquirlas que dejó la herencia de su abuela. Pero la frase, recogida en Descanso de caminantes, una edición de sus diarios íntimos publicada en forma póstuma, resume como ninguna lo que pasó cuando apareció su propio testamento, pocos días después de su muerte, el 8 de marzo de 1999. En él, Bioy dejaba el 20 por ciento de sus bienes (que incluían un departamento en Cagnes-sur-Mer, Francia, donde el autor de La invención de Morel amaba pasar el verano), a Lidia Ramona Benítez, su enfermera.

El 80 por ciento restante debía dividirse en dos mitades : una para su hijo, Fabián Bioy Demaría, y la otra, entre sus tres nietos, hijos de Marta Bioy Ocampo. Una seguidilla inconcebible de muertes – la de la escritora Silvina Ocampo, su mujer, en 1993, luego de años con Alzheimer ; la de su hija Marta, víctima en 1994 de un accidente de tráfico ridículo y fatal ; la del mismo Bioy Casares en 1999 y finalmente, la de su hijo Fabián, en 2006, a los 42 años de edad – encadenó varios juicios sucesorios con un resultado insospechado. La carambola del destino quiso que los derechos de autor de dos de los escritores más espléndidos de la literatura argentina del siglo XX y gran parte del patrimonio en juego – valuado provisoriamente en 2007, con un dólar a $3,15, en poco más de 8,5 millones de pesos, según surge del expediente judicial, que consultamos – estén desde el pasado marzo en manos de la madre de Fabián, una de las amantes de Bioy, seductor tan aplicado como admitido.

Al conmemorarse mañana el centenario de su nacimiento, detenerse en los detalles nunca revelados de este folletín judicial de casi 15 años y más de 4.000 fojas es indagar no sólo en las reediciones y futuros libros de inéditos de ABC y de Silvina, sino también en el destino de uno de los tesoros más preciados de cualquier autor, su biblioteca : unos 20 mil tomos de enorme valor literario y económico, que la Universidad de Princeton quiso comprar y trasladar a los EE.UU. en 2000 (Ver en la pág. 44 La biblioteca …).

La saga refleja, además, los efectos de la inestabilidad política de nuestro país y sus cicatrices en un patrimonio familiar: el expediente registra cómo, desde 1999 las valuaciones de los bienes y demás cuentas involucradas en la sucesión sufrieron los vaivenes del país. Empezaron en tiempos de convertibilidad y luego fueron parcialmente pesificados, recalculados en diversas ocasiones y consumidos por gastos de mantenimiento, honorarios de abogados y peritos e inflación.

Las versiones difieren : allegados al escritor sostienen que su intención de beneficiar en el testamento a Benítez, la enfermera que lo asistió los últimos nueve años de su vida, era conocida y habría complicado la relación de Bioy con sus nietos, Florencio, Victoria y Lucila, huérfanos desde 1994, quienes a partir de la muerte de su madre, vivieron estos juicios sucesivos como un “trauma” que les llevaba la vida entera, según una fuente que pide reserva. Consultados por Clarín para este artículo, los jóvenes Bioy declinaron participar por tratarse de “un tema muy personal”. Pero declaraciones previas de Florencio, realizadas a Alejandra Rodríguez Ballester para la revista Ñ, traslucen el desgaste emocional de haber vivido “desde los 20 años en sucesión”.

Otras fuentes (entre ellas una entrevista con Fabián, el hijo de Bioy, publicada el 20 de marzo de 1999 en el diario madrileño ABC) indican que la familia se enteró de que Bioy Casares dejaba a la enfermera el quinto de su fortuna cuando Lidia reclamó judicialmente el inventario y la tasación de la biblioteca y demás bienes de los pisos 5to y 6to de Posadas 1650, donde Bioy y Silvina Ocampo vivieron gran parte de su matrimonio de 53 años. La propiedad – 697 metros cuadrados más terraza, situados en una de las mejores esquinas de Recoleta – se vendió por dos millones setenta y cinco mil dólares, en diciembre de 2000. Pero recién en junio de 2013 la justicia ordenó que parte de ese dinero se usara para pagar el grueso del legado. La enfermera cobró, en efectivo, 307.706 dólares, salvados de la pesificación por su carácter de depósito judicial (según resolución de abril de 2002).

No es la única sorpresa de un juicio sucesorio que bien valdría una serie de televisión y del que participaron decenas de abogados (algunos murieron y fueron reemplazados por sus herederos a la hora de trabajar o de cobrar), escribanos, administradores provisorios, peritos, tasadores y expertos varios. Hoy los derechos de autor de la obra de Adolfo Bioy Casares – valuados en diciembre de 2005 en poco más de un millón y medio de pesos – y la mitad de los de Silvina Ocampo – tasados en 258 mil – no están en manos de su familia. Pertenecen a Sara Josefina Demaría, madre y heredera de Fabián Bioy Demaría, el hijo extramatrimonial que Bioy Casares tuvo con ella en 1963. “Finita”, una bellísima mujer de alta sociedad por entonces casada con Eduardo Ayerza, con quien tuvo otros tres hijos, se separó cuando Fabián tenía 6. Al morir este en 2006, soltero y sin descendencia, lo heredó su madre.

La razón de los porcentajes asignados a Fina Demaría y a los nietos de Bioy tiene fundamentos legales. Reconocido por Bioy en 1998 (hasta entonces llevaba el apellido Ayerza), Fabián heredó de su padre bienes y derechos, entre ellos, la mitad del patrimonio de Silvina Ocampo que Bioy recibió a la muerte de ésta, en 1993. Durante el juicio sucesorio, además, Fabián inició otro contra sus sobrinos, para compensar valores por una porción de Rincón Viejo, un campo que el escritor había donado a su hija, Marta Bioy Ocampo (concebida con otra de sus amantes, María Teresa von der Lahr, y luego adoptada, amada y criada por Silvina como propia).

Rincón Viejo, en Pardo, provincia de Buenos Aires, es una propiedad de más valor literario que económico (más de siete millones y medio de pesos, según una tasación judicial provisoria de 2007). Allí, promediando los años 30, Bioy y Borges iniciaron su trabajo en colaboración escribiendo un folleto de yogur para La Martona, empresa de los Casares, la familia materna de Bioy (para otro artículo guardamos el análisis de la increíble amistad entre el donjuán irrefrenable y el tímido sin suerte). Este campo, especialmente querido por Bioy, fue también el sitio donde él y Silvina vivieron antes de casarse y donde él escribió algunas de sus obras esenciales, como la novela El sueño de los héroes (1954). Respetando el deseo del escritor, Rincón Viejo quedó en manos de la familia de Marta. Pero la Justicia reconoció a Fabián el derecho a ser compensado por su valor, de allí que la mayor parte del dinero obtenido por el piso de Posadas le correspondiera a él y, a su muerte, a su madre, Fina.

El campo es administrado por Florencio Basavilbaso Bioy, el nieto mayor del escritor. A él y a sus hermanas – Victoria y Lucila – corresponde la otra mitad de los bienes y derechos de autor de Silvina Ocampo, heredada por Marta. Y además, los derechos morales sobre las obras de sus abuelos. Explica un conocedor de la causa, quien pide anonimato: “Los derechos morales que apuntan a preservar la integridad de una obra y la buena imagen de un escritor, tras su muerte le corresponden más a su sangre que a cualquiera. A Fabián y a Marta, sus hijos, si hubieran vivido ; no estando ellos, a sus nietos.¿Podrían oponerse los nietos a editar o reeditar algunas obras que encontraran inconvenientes? “Tendrían voz en el tema, pero no creo que requieran hacerla oír nunca, porque es un trabajo que se hace con mucho conocimiento y respeto”, señala el experto. Este juego de equilibrios se relaciona con los inéditos de ambos autores en cuya edición y puesta en valor trabajan, desde hace años, los curadores Daniel Martino (de la obra de Bioy) y Ernesto Montequin (de la obra de Silvina Ocampo). El diario íntimo que Bioy llevó por medio siglo le fue donado por el propio Bioy a Martino, junto a quien trabajó los últimos años de su vida en la preparación del monumental Borges. “Los derechos de autor son de Fina Demaría, pero la decisión de qué se publica, cómo se publica y cuándo se publica corresponde a Martino”, precisa esta fuente. Hay además fotografías, una obra que Bioy desarrolló entre 1958 y 1971 y que recién empieza a ser valorada (recogida en Revista Ñ, el 30/8). Una selección integra la muestra El lado de la luz, Bioy fotógrafo, que se inaugura el 25 de este mes en el Centro Cultural San Martín.

La conservación y el destino de la biblioteca y papeles privados hallados en el piso de Posadas – que se asignaron en la partición por mitades a la Sra. Demaría y a los nietos de Bioy – mereció un incidente judicial aparte. “Nadie quiere hablar de valores”, afirma un allegado a los herederos. “En 2000 hubo una oferta de la Universidad de Princeton por la biblioteca, pero como todavía no se sabía a quién le iba a tocar y la valuación estaba pendiente, se desestimó.” La oferta de esa universidad llegó al juzgado por correo. En lo peor de su enfrentamiento con el ex marido de su hija Marta, Teresa Costantini ofreció comprarle la biblioteca a Bioy por un millón de dólares, con uso de ésta para Bioy. Recuerda Soledad Costantini, su hija: “Había tantos problemas en la familia por esos años, que mi madre juzgó con sensatez que no teníamos garantía de que podrían cumplir un trato así”. Pero no es la única. En una audiencia del 8 de abril del 2003, el expediente registra otra “propuesta de compra”, ésta de US$ 200 mil, tampoco aceptada. Entretanto, la Biblioteca Nacional está interesada, según dijeron.

 

Fuente : http://www.clarin.com/edicion-impresa/Amores-secretos-muertes-juicio-pelicula_0_1211878877.html

Ce samedi 17 novembre 2018, Titus Curiosus – Francis Lippa

 

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